La sabia preparación para
la muerte que los monjes cartujos hacen todos los días
Los
monjes cartujos pertenecen a una orden milenaria fundada por san Bruno. Son de
clausura y semieremitas. Actualmente cerca de 450 monjes y monjas siguen la
orden en tres continentes.
La
orden contemplativa se apoya en 3 pilares: soledad, combinación de vida
solitaria y comunidad y liturgia cartuja.
Debido
al hecho de que las cartujas (los conventos de esta orden) no pueden visitarse
y a la vida solitaria y de oración a la que se dedican los monjes, poco se sabe
sobre sus costumbres, sencillas pero llenas de significados y sabiduría.
Sin
embargo la página Jardim dos Monges, en Facebook, revela uno de los más
bellos rituales de los cartujos en relación a la muerte.
Los
monjes cavan sus propias tumbas en la Cartuja. Cavan un poco cada día, después
entonan el lema “Morir tenemos, ya lo sabemos”. Según los relatos que aparecen
en ese perfil, ellos quieren morir sin prisa, en el lugar donde vivieron a la
espera de un día poder gozar de la paz del Espíritu Santo.
El
cuerpo es enterrado sin ataúd, vestido con un hábito blanco y una capucha sobre
el rostro para que el monje “sólo vea la faz de Dios”. La ceremonia está
restringida a los demás monjes del convento, que entonan cánticos mientras
echan tierra sobre el cuerpo.
La
tumba recibe sólo una cruz y no tiene ningún tipo de identificación, como
podría ser el nombre de quien está enterrado allí.
Una
bella demostración de sabiduría de quienes viven para morir, pues saben que la
muerte es la puerta de entrada a la vida eterna.
ALETEIA
TEAM