Una pregunta de un
profesor que me hizo pensar
Un
día, en el aula, mi profesor de Antiguo Testamento preguntó: ¿Estamos
comulgando Jesús o comiendo pan?
Parece
una tontería pero la pregunta es seria. Me quedé pensando… ¡Dios mío! He
comulgado tantas veces, he participado en miles de misas, pero… ¿qué cambió?
¿en qué cambié?
Comulgar
es estar unido, íntimamente ligado a Cristo. Es vivir como Él vive, pensar como
Él piensa, actuar como Él actúa! Desde tu Primera Comunión hasta hoy, ¿en qué
has mejorado? ¿Cuáles fueron los pasos significativos en el proceso de
conversión? En resumen, ¿qué frutos de santidad realizó la Eucaristía en ti?
Santa
Teresa de Ávila decía que bastaba una comunión en estado de gracia para
santificarse. La beata Imelda murió el día de su Primera Comunión. Murió de
amor. Tantos santos que entraban en éxtasis en el momento de la misa, como Luis
de Montfort, Ignacio de Loyola o José de Cupertino…
Irmã
Dulce y la Madre Teresa de Calcuta salían de misa para ayudar a los
necesitados, santa Gema Galgani tenía el pecho quemado a causa de un fuego
misterioso que la incendiaba, san Antonio de Lisboa hizo a un burro
arrodillarse ante la Hostia para convertir a un ateo, Maria Milza nunca aceptó
ser ministra de la comunión por sentirse indigna de tocar el Cuerpo de Dios, la
beata Alexandrina vivió 13 años apenas con una Eucaristía diaria, etcétera,
etcétera.
San
Agustín decía que metabolizamos los alimentos que comemos, pero respecto a la
Eucaristía es ella la que nos metaboliza.
¿Y
yo? ¿Y tú? ¿Y nosotros? ¿Estamos comulgando o comiendo pan? Esa partícula
blanca transforma nuestro interior o es como una vela encendida apagada por el
agua? Piensa, medita,…
Por Seminarista Gabriel Vila Verde
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