Es la 13º visita pastoral
de este tipo que realiza el Santo Padre
El
papa Francisco visitó en la tarde de este domingo, una parroquia en las afueras
de la ciudad de Roma, la segunda de este tipo después del final del Jubileo de
la Misericordia y la treceava visita de este tipo.
La
parroquia de Santa María Josefa del Corazón de Jesús, en Castelverde di
Lunghezza, está a seis kilómetros al este de la autopista circular entorno de
Roma, (Grande raccordo anulare).
El
Pontífice que llegó poco antes de las 15,30, fue recibido en el ingreso del
templo por el cardenal Agostino Vallini, vicario de Roma y por el párroco
Francesco Rondinelli.
Francisco
saludó a las personas que se encontraban detrás de las vallas y saludó a muchas
personas, apretando manos, bendiciendo a niños y ancianos e incluso permitiendo
a algunos presentes hacerse un ‘selfie’ con él.
Después
encontró en el salón del teatro parroquial a los niños y jóvenes del catecismo,
con el grupo juvenil. Ha saludado también a los enfermos y ancianos, a los
esposos que han bautizado a sus hijos en los últimos meses, a las familias
asistidas por la Cáritas parroquial, junto a los operadores y voluntarios. El
Santo Padre también ha confesado a algunos parroquianos.
En
la iglesia el Papa ha presidido la santa misa e improvisado su homilía,
recordando que el Evangelio a diferencia de la ley del Talión invita a poner la
otra mejilla. “Las ganas de vengarse, el ‘me la vas a pagar’, eso no es
cristiano. Sean santos como Dios es santo, perfectos como perfecto es vuestro
Padre, que hace nacer el sol sobre los buenos y malos y llover sobre justos e
injustos”, dijo.
“Ese
me hizo…, hay que perdonar en el corazón –prosiguió el Pontífice– esta es el
camino de la santidad y esto aleja de las guerras. Si todos los hombres y
mujeres del mundo aprendieran esto no habría guerras”.
La
guerra inicia aquí (señaló el corazón), las ganas de venganza, destruye
familias, los barrios, tanto, tanto…
¿Y
qué hacer?, alguien preguntará: “lo dice Jesús, no lo digo yo… amen a vuestros
enemigos. ¿Yo tengo que amar a este? Sí” y añadió: recen por quien les persigue
y les hace mal, para que cambie vida, para que el Señor le perdone.
“Esta
es la magnanimidad de Dios, que todo perdona” señaló. Y concluyó preguntando:
¿Y tú eres misericordioso con las personas que te han hecho mal, o que no te
quieren? Y subrayó la oración como antídoto, única vía de salida y medicina
para salir del odio y de la venganza. El Papa al concluir la misa regaló un
cáliz dentro de una teca para la parroquia. Y después de la bendición final
estallaron los aplausos.
Fuente:
Zenit