Papa Francisco en Santa Marta: los cristianos deben ser
valientes, estar anclados en la esperanza y con capacidad para soportar; «el
agua estancada, la que no fluye, es la primera que se corrompe»
Los cristianos no deben de ser perezosos.
Ni estar quietos. Cuidado con quedarse «estacionados» en la Iglesia. O con
«vivir en la nevera para que todo se quede así».
Hay que ser valientes, con
esperanza y con la capacidad de soportar momentos difíciles. Hay que luchar por
el bien. Es el llamado que lanzó hoy, 17 de enero de 2017, Papa Francisco en la
homilía de la misa matutina en la Capilla de la Casa Santa Marta, según indicó
la Radio Vaticana.
“Los
cristianos perezosos, los cristianos que no tienen ganas de ir adelante, los
cristianos que no luchan para hacer que las cosas cambien, las cosas nuevas,
las cosas que nos harían bien a todos, so estas cosas cambiaran. Son perezosos,
los cristianos aparcados: han encontrado en la Iglesia un lindo
estacionamiento. Y cuando digo cristianos, digo laicos, sacerdotes, obispos…
Todos. ¡Y hay cristianos estacionados! Para ellos la Iglesia es un
estacionamiento que custodia su vida y van adelante con todos los seguros
posibles. Estos cristianos detenidos me hacen pensar una cosa que de niños nos
decían a nosotros los abuelos: ‘Estén atentos que el agua detenida, esa que no
corre, es la primera que se pudre’”.
Lo
que hace valerosos a los cristianos es la esperanza, mientras los “cristianos
perezosos” no tienen esperanza, están “jubilados” – dijo el Papa Bergoglio – y
es lindo jubilarse después de tantos años de trabajo, pero – añadió –
“¡transcurrir toda tu vida jubilado es feo!”. En cambio, la esperanza es el
ancla al que aferrarse para luchar también en los momentos difíciles.
“Este
es el mensaje de hoy: la esperanza, aquella esperanza que no decepciona, que va
más allá. Y dice: una esperanza que ‘es un ancla segura y firme para nuestra
vida’. La esperanza es el ancla: la hemos tirado y nosotros estamos aferrados a
la cuerda, pero allí, andando allí. Esta es nuestra esperanza. No hay que
pensar: ‘Sí, pero, está el cielo, ah qué bello, yo permanezco…’. No. La
esperanza es luchar, aferrado a la cuerda, para llegar allá. En la lucha de
todos los días la esperanza es una virtud de horizontes, ¡no de clausura! Quizá
sea la virtud que menos se comprende, pero es la más fuerte. La esperanza:
vivir en la esperanza, vivir de la esperanza, mirando siempre adelante con
coraje. ‘Sí, padre – podría decirme alguno de ustedes –, pero hay momentos
feos, donde todo parece oscuro, ¿qué cosa debo hacer?’. Aférrate a la cuerda y
soporta”.
El
Obispo de Roma puso de manifiesto que “a ninguno de nosotros se nos regala la
vida”, por lo que es necesario, en cambio, tener coraje para ir adelante y
soportar. Los cristianos valerosos, tantas veces se equivocan, pero “todos nos
equivocamos” – dijo el Papa –; “se equivoca el que va adelante”, mientras “el
que está detenido parece que no se equivoca”. Y cuando “no se puede caminar
porque todo es oscuridad, todo está cerrado”, es necesario soportar y tener
constancia. En conclusión, Francisco invitó a preguntarnos si somos cristianos
cerrados o de horizontes amplios y si en los momentos feos somos capaces de
soportar con la conciencia de que la esperanza no decepciona.
“Preguntémonos:
¿Cómo soy yo? ¿Cómo es mi vida de fe? ¿Es una vida de horizontes, de esperanza,
de coraje, de ir adelante? ¿O una vida tibia que ni siquiera sabe soportar los
momentos feos? Y que el Señor nos de la gracia, como hemos pedido en la Oración
Colecta, de superar nuestros egoísmos porque los cristianos estacionados, los
cristianos detenidos, son egoístas. Se miran sólo a sí mismos, no saben
levantar la cabeza para mirarlo a Él. Que el Señor nos de esta gracia”.
Fuente: Vatican Insider