¿Cómo podemos romper con el hábito de juzgar
a los demás?
La gente habla de los dichos
“difíciles” de Jesús, tales como: “da tu dinero a los pobres y después, ven y
sígueme”. Pero entre todos, hay uno que se me hace todavía más difícil: “no
juzguen y no serán juzgados”. Sospecho que no soy la única persona que pasa una
gran cantidad de tiempo juzgando a los demás.
Jesús sabía que el juzgar a
los demás es una tentación constante. En el plano de la vida material el hacer
juicios está relacionado directamente con la sobrevivencia. ¿Puedo cruzar las
vías antes que el tren? ¿Debo confiarle a este tipo todos mis fondos de retiro?
Sin embargo, a nivel espiritual, el juzgar a los demás detiene todo crecimiento
desde el principio. Toda la espiritualidad cristiana está relacionada con el
flujo: el flujo de la vida divina hacia todos nosotros por medio de Jesús.
Empatía
Si logras imaginarte la
situación que vive otra persona, te sentirás menos inclinado a juzgarla.
¡Inténtalo con firmeza!, “ahora comprendo por qué razón esa persona se comporta
así”. En lugar de añadir más separación y coraje en el mundo, estarás
cultivando la conexión y el entendimiento.
Bendícelo
Hace tiempo trabajé con una
mujer que trataba con clientes molestos todo el día. Con frecuencia la
escuchaba decir suavemente: “que Dios le bendiga”. En cierta ocasión me dijo:
“decirles esto es mejor que decirles lo que estoy tentada a decir”. Y su
técnica funcionó muy bien. Siempre estaba serena, y los clientes molestos ya no
le preocupaban.
Reza
Cuando descubras que actúas
como juez, comienza a orar por la persona a la que estás juzgando. Pídele a
Dios que le dé a esa persona lo que deseas para vos y para los que amas.
Después de todo, Dios ama a esta persona tanto como a vos. ¿Por qué no seguir
el ejemplo de Dios e intentar amar también a la otra persona?
Mira al interior
Si te está molestando algún
rasgo o actitud de otra persona, probablemente haya algo en vos de ese rasgo o
actitud. Cuando alguien más acapara la atención, esto puede amenazar tu
necesidad de atención. Quien está dominando emite una luz que opaca tu propio
deseo de controlar la situación. En lugar de juzgar a los demás por su
comportamiento, intenta examinar qué es lo que turba tu interior. Pídele a Dios
que te sane y transforme por medio de su gracia amorosa.
Si lo anterior falla, distráete
Cuando alguien te enfurece, y
te sientes tentando a poner a esa persona en su lugar, sigue el juramento que
realizan los practicantes de medicina de no hacer daño a nadie. Si no puedes
pronunicar una bendición, manifestar tu empatía, o el amor, por lo menos puedes
apartarte de esa situación y centrar tu atención en algo distinto.
Tranquilízate un momento antes de juzgar. Dale a Dios la oportunidad de haga
surgir algo nuevo para la persona que quieres juzgar y para vos mismo.
Artículo originalmente publicado por Oleada Joven
Fuente: Loyola Press
