Alerta
con los moralismos: el acento no está tanto en "hacer" sino en
"dejar hacer"
La versión del cristianismo que recibí fue
de una ética muy voluntarista: para salvarte, debes hacer esto,
no debes hacer esto otro… un cúmulo de mandamientos que te
aturden y me parece que esto no casa con la experiencia de una
salvación gratuita. Le agradecería un comentario.
Efectivamente, muchas personas, por las
razones que sean, tienen una percepción muy moralista de la fe
cristiana. Parece que todo se limita a cumplir unas normas y que
cumpliéndolas ya está todo. Esta es una reducción muy peligrosa de la
fe.
La mayoría de religiones de la humanidad y las
grandes reflexiones éticas de los filósofos acostumbran a incidir y a
comenzar por lo que usted comenta: debes hacer o dejar de hacer. Lo que
nosotros hacemos.
En cambio, el cristianismo, comienza de una
manera muy diferente: no por lo que nosotros hacemos, sino por lo
que Dios ha hecho y hace por nosotros.
Dios nos salva gratuitamente en Jesucristo y nosotros recibimos por la fe esta salvación y la manifestamos
en una vida en el Espíritu.
No es que no haya mandamientos. Los hay, y muy
exigentes. Pero la perspectiva es muy diferente.
No es que Dios nos salve porque somos buenos
y justos, sino que, porque Dios nos salva, podemos ser buenos y
justos.
Alguien experimentó esto con toda su fuerza en su
propia carne: san Pablo. Era muy religioso y observante y creía que
cumpliendo la ley a rajatabla se hacía justo.
Pero Cristo se cruzó en su camino y se dio cuenta
de que Dios lo había hecho todo en la muerte y resurrección del Señor
y que solo nos quedaba aceptar esta vida nueva por la fe.
El acento, no está tanto en “hacer”, sino en
“dejar hacer”. Obviamente, esto supone corresponder a Dios
acogiendo la vida filial que nos regala por la fe, la oración y los
sacramentos, y sostenidos con estos medios dar frutos de santidad y
justicia.
Si no lo planteamos así, el desenfoque es fatal.
Por Joan Antoni Mateo
Artículo
publicado originalmente por Catalunya Cristiana