Cuando el cielo toca la tierra
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Eso fue lo que vivimos ayer, un día de Cielo.
Sentíamos que toda la Iglesia estaba aquí, arropándonos a través de tantos que
os acercasteis a celebrar la Profesión de Joane con nosotras, como también
tantos que os unisteis con vuestra oración. ¡Gracias!
Por lo poco que hemos comentado esta mañana, creo que
todas nos sentimos igual: agotadas... ¡pero felices! Muchas emociones, detalles
de última hora, carreras por aquí y por allá para que todo estuviese preparado.
Y, sin embargo, no fueron todos esos detalles los que
más brillaron. El que llamaba la atención fue uno que sólo Cristo realiza: el
brillo de los ojos.
Fue el comentario que más se escuchó ayer: "¡Qué
mirada más especial tiene Joane! ¡Cuánta felicidad reflejan sus ojos!"
Es verdad. Joane ayer era la novia más feliz del
mundo, y el Novio se encargó de engalanarla con las mejores joyas: las que
destellan en el corazón.
La ceremonia se ha terminado, pero la alegría
continúa. Y es que la Profesión Temporal no es llegar a una meta... ¡es el
pistoletazo de salida! ¡Comienzan nuevas aventuras de la mano de Cristo!
Hoy el reto del amor es dejar que brille tu mirada. Es
domingo, día del Señor... ¡y Cristo te espera para hacer alianza contigo! Hoy,
en la Eucaristía, Él se te ofrece por completo. Jesucristo no es para unos
pocos privilegiados... ¡es para ti, te está esperando! Te invito a que hoy
participes en la Eucaristía. Déjate sorprender por Su Amor... ¡y el brillo de
tus ojos será la mayor predicación!
¡Feliz domingo!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma