Cada uno tiene
su propio dolor. Por eso, atento, voy a hacerte una pregunta importante
Enfermedad física o mental, relaciones,
familia, dinero, desesperanza, miedo… nuestro dolor de cada día… ¡cada uno
tiene el suyo!
Cada uno sabe de su dolor y sobre todo,
lo grande que es.
Nadie puede medir el dolor de los demás,
pues lo que para ti puede ser pequeño, para la persona que lo siente, ¡el dolor
puede ser aterrador!
El tamaño del dolor depende de como es
nuestra vida, nuestras creencias y nuestra aceptación del momento que se vive.
Se engaña quien piensa que ir en busca y
conquistar la vida que se quiere, le priva del dolor.
El dolor es una condición humana y nos
acompaña hasta el final de nuestras vidas, ¡es así! Pequeño o grande, aparecerá
más o menos veces en nuestras vidas, pero aparecerá sin duda.
¡Pero no te asustes! ¡El dolor tiene su
lado positivo!
Nos hace fuertes (aunque muchas veces nos
sentimos extremamente débiles), hace que busquemos nuevas posibilidades y
modela nuestra capacidad de empatía, haciendo de nosotros seres más humanos.
Si tu dolor es insoportable, aquí va mi
pregunta de hoy para ti: ¿cómo va tu vida espiritual?
Porque, a veces, el dolor nace cuando no
estamos queriendo vivir la vida que Dios nos propone y de nada valen sueños,
metas, cambio de mentalidad, de enfoque o cualquier otra técnica, si no estás
en el camino de tu propósito más profundo.
El dolor nuestro de cada día existe. Y
existe para todos. No estas solo en este asunto.
Por tanto, ¡adelante!