CANCIÓN 7
Y todos
cuantos vagan,
de ti me van
mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame
muriendo
un no sé qué que quedan
balbuciendo.
DECLARACIÓN
1.
En la canción pasada ha
mostrado el alma estar enferma o herida de amor de su Esposo a causa de la noticia que de él le dieron las criaturas irracionales; y en esta
presente da a entender estar llagada de
amor a causa de otra noticia más alta que del Amado recibe
por medio de las criaturas racionales, que son más nobles que las otras, las
cuales son ángeles y hombres.
Y también dice que no sólo eso, sino
que también está muriendo de
amor a causa de una inmensidad admirable que por medio de estas criaturas se le
descubre, sin acabársele de
descubrir, que aquí llama no sé qué, porque no
se sabe decir, pero ello es tal, que hace estar muriendo al alma de amor.
2.
De donde podemos inferir, que
en este negocio de amar hay tres maneras de penar por el Amado acerca de tres maneras de
noticias que de él se pueden tener.
La primera se
llama herida, la cual es más remisa y más brevemente pasa, bien así como herida,
porque de la noticia que el alma recibe de las criaturas le nace, que son las más bajas obras de Dios. Y de esta herida, que aquí llamamos también enfermedad,
habla la Esposa en los Cantares (Ct 5, 8), diciendo: Adiuro vos, filiae
Ierusalem, si inveneritis dilectum
meum, ut nuntietis ei, quia amore langueo, que quiere decir: Conjúroos, hijas de Jerusalén, que si
halláredes a mi
Amado, le digáis que estoy
enferma de amor, entendiendo por las hijas de Jerusalén las
criaturas.
3.
La segunda se llama llaga, la cual hace más asiento en el alma que la herida, y por eso dura más, porque es como herida ya vuelta en llaga, con la
cual se siente el alma verdaderamente andar
llagada de amor. Y esta llaga se hace en el alma mediante la noticia de las
obras de la encarnación del Verbo y misterios de la fe;
las cuales, por ser mayores obras de Dios y
que mayor amor en sí encierran que las de las criaturas, hacen en el alma mayor efecto de amor; de manera
que, si el primero es como herida, este segundo es ya como llaga hecha, que
dura; de la cual, hablando el Esposo en los Cantares (Ct 4, 9) con el alma, dice: Llagaste mi corazón, hermana mía, llagaste
mi corazón en el uno
de tus ojos y en un cabello de tu cuello. Porque el ojo significa aquí la fe de la
encarnación del Esposo,
y el cabello
significa el amor de la misma encarnación.
4.
La tercera manera de penar en el amor es como morir,
lo cual es ya como tener la llaga afistolada,
hecha el alma ya toda afistolada, la cual vive muriendo, hasta que, matándola el amor, la
haga vivir vida de amor, transformándola en amor. Y este morir de
amor se causa en el alma mediante un toque de noticia suma de la
Divinidad, que es el no sé qué que dice en esta
canción que quedan
balbuciendo; el cual toque no es continuo, ni mucho, porque se desataría el alma del
cuerpo, mas pasa en breve; y así queda muriendo de amor, y más muere viendo que no se acaba de morir de amor.
Este se llama amor impaciente, del cual se
trata en el Génesis (Gn 30, 1), donde dice la Escritura que era tanto el amor que
Raquel tenía de concebir, que dijo a su esposo Jacob: Da mihi
liberos, alioquin moriar, esto es: Dame
hijos si no yo moriré. Y el profeta Job (Jb 6, 9), decía: Quis mihi det, ut qui
coepit ipse me conterat?, que es decir: )Quién me dará a mí que el que
me comenzó, ése me acabe?
5.
Estas dos maneras de penas de
amor, es a saber, la llaga y el morir, dice en esta canción que le causan estas criaturas
racionales: la llaga, en lo que dice que la van refiriendo mil gracias del Amado en los misterios y sabiduría de Dios que
la enseñan de la fe;
el morir, en aquello que dice que quedan balbuciendo, que es el sentimiento y
noticia de la Divinidad, que algunas veces en lo que el alma oye decir de Dios,
se le descubre. Dice, pues, así:
Y todos
cuantos vagan.
6. A las criaturas racionales, como habemos dicho,
entiende aquí por los que vagan, que son los ángeles y los hombres, porque solos estos entre todas
las criaturas vacan a Dios, entendiendo en él; porque eso quiere decir ese
vocablo "vagan", el cual en latín se dice "vacant". Y así, es tanto como decir: todos
cuantos vacan a Dios; lo cual hacen los unos contemplándole en el cielo y gozándole, como son los ángeles; los
otros, amándole y deseándole en la tierra, como son
los hombres.
Y porque por estas criaturas racionales más al vivo conoce a Dios el alma, ahora por la consideración de la
excelencia que tienen sobre todas las cosas criadas, ahora por lo que ellas nos enseñan de Dios:
las unas interiormente por secretas
inspiraciones, como lo hacen los ángeles, las otras exteriormente
por las verdades de las Escrituras, dice:
De ti me van mil gracias refiriendo,
7. esto
es: danme a entender admirables cosas de gracia y misericordia tuya en las
obras de tu encarnación y verdades
de fe que de ti me declaran; y siempre me van más refiriendo, porque,
cuanto más quisieren decir, más gracias podrán descubrir
de ti.
Y todos más me llagan,
8. Porque en cuanto los ángeles me
inspiran y los hombres de ti me enseñan, de ti más me enamoran, y
así todos de amor más me llagan.
Y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
un no sé qué que quedan balbuciendo.
9. Como si dijera: pero allende de lo que me llagan
estas criaturas en las mil gracias que me dan a entender de ti, es tal un no sé qué que se
siente quedar por decir, y una cosa que se conoce quedar
por descubrir, y un subido rastro que se descubre al alma de Dios, quedándose por rastrear, y un altísimo entender
de Dios que no se sabe decir, que por eso lo llama no sé qué; que, si lo
otro que entiendo me llaga y hiere de amor, esto que no acabo de entender,
de que altamente siento, me mata.
Esto acaece a veces a las almas que están ya aprovechadas, a las cuales
hace Dios merced de dar en lo que oyen, o ven, o entienden, y a veces
sin eso y sin esotro, una subida noticia en que se da
a entender o sentir alteza de Dios y grandeza. Y en aquel sentir siente tan
alto de Dios, que entiende claro se queda el todo por entender; y aquel
entender y sentir ser tan inmensa la Divinidad que no se puede entender
acabadamente: es muy subido entender.
Y así, una de las
grandes mercedes que en esta vida hace Dios a un alma por vía de paso,
es darla
claramente a entender y sentir tan altamente de Dios, que entienda claro que no
se puede entender ni sentir del todo.
Porque es, en alguna manera, al modo de los que le ven en el cielo,
donde los que más le conocen entienden más distintamente lo infinito que les queda por
entender; porque aquellos que menos le ven son a los cuales no les parece tan
distintamente lo que les queda por ver como a los que más ven.
10.
Esto creo no lo acabará bien de
entender el que no lo hubiere experimentado; pero el alma que lo experimenta, como ve que se le queda por entender aquello
de que altamente siente, llámalo un no sé qué, porque así como no se entiende, así tampoco se
sabe decir, aunque, como he dicho, se sabe sentir. Por eso dice que le quedan
las criaturas balbuciendo, porque no lo
acaban de dar a entender; que eso quiere decir balbucir, que es el
hablar de los niños, que es no acertar a decir y
dar a entender qué hay que decir.
11.
También acerca de
las demás criaturas
acaecen al alma algunas ilustraciones al modo que habemos dicho, aunque no
siempre tan subidas, cuando Dios hace merced al alma de abrirle la noticia y el sentido del espíritu en ellas; las cuales
parece están dando a
entender grandezas de
Dios que no acaban de dar a entender, y es como que van a dar a entender y se queda por entender, y así es un no sé qué que quedan
balbuciendo. Y así, el alma va
adelante con
su querella, y habla con la vida de su alma en la siguiente canción, diciendo: