Cuando las personas y la sociedad pierden la capacidad para acoger nueva vida, otras formas de aceptación también “se marchitan”
En su nueva encíclica sobre la creación, el Papa Francisco
afronta ataques contra la vida
humana como el aborto,
experimentación con embriones y control poblacional, asegurando que el respeto
de la creación y la dignidad humana van de la mano.
El Papa explicó que “no puede ser real un sentimiento de íntima unión con los
demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura,
compasión y preocupación por los seres humanos”.
La encíclica Laudato Si’ del Papa, que significa “Alabado Seas”, fue
publicada hoy. Su nombre fue tomado del Cántico de las Criaturas, una oración de
San Francisco de Asís, en el que alaba a Dios a través de los elementos de la
creación como el Hermano Sol, Hermana Luna y “nuestra Hermana Madre Tierra”.
A inicios de 2014, el Vaticano anunció la intención del Papa de escribir
sobre el tema de la “ecología humana”, una frase que fue usada antes por el hoy
Papa Emérito Benedicto XVI. Mientras que la encíclica aborda temas controversiales como el cambio
climático, también sostiene con fuerza que no es posible cuidar efectivamente el
medio ambiente sin primero trabajar para defender la vida humana.
Es “evidente la incoherencia” de luchar contra el tráfico de animales en
peligro de extinción, y al mismo tiempo permanecer indiferente ante la trata de
personas, los pobres y la decisión de muchos de “destruir a otro ser humano que
le desagrada”. Tener esta actitud, dijo, “pone en riesgo el sentido de la lucha por el
ambiente”.
“No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que
nos rodean, que a veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un
embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”,
indicó.
Cuando las personas y la sociedad pierden la capacidad para acoger nueva vida
otras formas de aceptación también “se marchitan”, dijo, advirtiendo contra una
“cultura del relativismo” que ve una verdad objetiva más allá de sus deseos y
necesidades inmediatas.
El Papa también se refirió al tema del control poblacional, una propuesta de
solución a los problemas derivados de la pobreza. “En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo
diferente, al- gunos atinan sólo a proponer una reducción de la natalidad”,
lamentó Francisco.
El Santo Padre denunció el hecho de que los países en desarrollo a menudo
reciben presión de organizaciones internacionales, que brindan asistencia
económica “a ciertas políticas de ‘salud reproductiva’”.
A pesar de que una desigual distribución de la población y recursos
disponibles presenta obstáculos para el desarrollo y la sostenibilidad
medioambiental, “debe reconocerse que el crecimiento demográfico es plenamente
compatible con un desarrollo integral y solidario”, subrayó. “Culpar al aumento de la población y no al consumismo extremo y selectivo de
algunos es un modo de no enfrentar los problemas”, aseguró.
El Papa criticó que “se pretende legitimar así el modelo distributivo actual,
donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería
imposible generalizar, porque el planeta no podría ni siquiera contener los
residuos de semejante consumo”. Francisco también lamentó que algunos movimientos ecologistas que defienden
la integridad del ambiente y reclaman límites a la investigación científica, a
veces no aplican estos mismos principios a la vida humana.
Como ejemplo, indicó que dentro de la ciencia hay una tendencia a “justificar
que se traspasen todos los límites cuando se experimenta con embriones humanos
vivos”. “Se olvida que el valor inalienable de un ser humano va más allá del grado de
su desarrollo”, dijo, añadiendo que una vez que la tecnología desprecia los
principios éticos “termina considerando legítima cualquier práctica”.
“Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un
embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner sólo algunos
ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza. Todo
está conectado”. Una vez que el ser humano busca ser dominador absoluto, “la misma base de su
existencia se desmorona”, dijo el Papa, porque en vez de cooperar con Dios, el
hombre se pone en el lugar de Dios “y con ello provoca la rebelión de la
naturaleza”.
En la encíclica, el Papa Francisco también habló de la importancia de aceptar
y cuidar el propio cuerpo, ya que es a través del cuerpo que el hombre se
relaciona con el medio ambiente y con otros seres vivos. El Santo Padre advirtió sobre buscar ejercer un poder absoluto sobre nuestros
cuerpos, como si fuera algo de nuestra propiedad, y dijo que “también el hombre
posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su
antojo”.
Aceptar y cuidar nuestros cuerpos en su verdadera naturaleza es esencial para
la ecología humana, dijo, y subrayó que esta aceptación incluye “la valoración
del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad”. Al reconocer las diferencias, “es posible aceptar gozosamente el don
específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse
recíprocamente”, destacó. El Papa señaló que “no es sana una actitud que pretenda cancelar la
diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma”.
El Santo Padre también indicó el importante rol que juega la familia en la educación
de una verdadera ecología humana y medioambiental, ya que es el lugar donde la
vida es acogida y protegida. “Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la
cultura de la vida”, aseguró.
La vida familiar es donde los niños aprenden “los primeros hábitos de amor y
cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la
limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres
creados”, así como a ser agradecidos por lo que se nos ha dado, y pedir perdón
cuando hemos causado daño, explicó.
“Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de
la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea”, aseguró.
Fuente: ACI/EWTN Noticias