San Luis María Grignion de Montfort
muestra la perfecta consagración a Jesucristo
B.
Prácticas interiores.
257.
Además de las prácticas exteriores de devoción que acabo de referir, las cuales
no se deben dejar por negligencia ni desprecio, en cuanto lo permiten el estado
y la condición de cada uno, he aquí algunas prácticas interiores que tienen
gran eficacia santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una
elevada santidad.
Todo
resume en obrar siempre: por María, con María en María y para María a fin de
obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para
Jesucristo.
1.
Obrar para María o conforme al espíritu de María.
259.
Para dejarte conducir el espíritu de María, es preciso que:
1°
antes de obrar por ejemplo, antes de orar, celebrar la santa misa o participar
en Ella, comulgar, etc. Renuncies a tu propio espíritu, tus propias luces,
querer y obrar. Porque las tinieblas del espíritu y la malicia de la voluntad
son tales que si las sigues, por excelentes que te parezcan, obstaculizarán al
santo espíritu de María;
2°
te entregues al espíritu de María para ser movilizado y conducido por él de la
manera que Ella quiera. Debes abandonarte en sus manos virginales, como la
herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes
que perderte y abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar, lo
cual se hace sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu,
un ligero movimiento de la voluntad o con pocas palabras, diciendo, por
ejemplo" Renuncio a m í mismo y me consagro a ti, querida MaDre mía"
y aun cuando no sientas ninguna dulzura sensible en este acto de unión, no por
ello deja de ser verdadero;
2.
Obrar con María o imitando a María.
260.
Hay que realizar las propias acciones con María, es decir, mirar a María como
el modelo acabado de toda virtud y perfección, formado por el Espíritu Santo es
una pura creatura, para que lo imites según tus limitadas capacidades. Es,
pues, necesario que en cada acción mires como la hizo o haría la Sma. Virgen,
si estuviera en tu lugar.
Para
esto debes examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante
toda su vida, y particularmente:
1°
su fe viva, por lo cual creyó sin vacilar la palabra del ángel y siguió
creyendo fiel y constantemente hasta el pie de la cruz en el Calvario,
2°
su humildad profunda, que la llevó siempre a ocultarse, callarse, someterse en
todo y colocarse en el último lugar,
3°
su pureza totalmente divina, que no ha tenido ni tendrá jamás igual sobre la
tierra. Y finalmente todas sus demás virtudes.
Recuerda
te lo repito que María es el grandioso y único modelo de Dios, apto para hacer
imágenes vivas de Dios, a poco costo y en poco tiempo. Quien halla este molde y
se pierde en él, muy pronto se transformará en Jesucristo, a quien este molde
representa al natural.
Fuente: Mercabá