TRATADO DE LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN - CAPÍTULO III

San Luis María Grignion de Montfort muestra la perfecta consagración a Jesucristo

B. Prácticas interiores.

257. Además de las prácticas exteriores de devoción que acabo de referir, las cuales no se deben dejar por negligencia ni desprecio, en cuanto lo permiten el estado y la condición de cada uno, he aquí algunas prácticas interiores que tienen gran eficacia santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada santidad.

Todo resume en obrar siempre: por María, con María en María y para María a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo.

1. Obrar para María o conforme al espíritu de María.

258. Hay que realizar las propias acciones por María es decir, es preciso obedecer en todo a María, moverse en todo a impulso del espíritu de María, que es Espíritu de Dios. "Todos aquellos a los que conduce el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios". De manera semejante, los que son conducidos por el espíritu María son hijos de María son hijos de María, y por consiguiente, hijos de Dios... Y entre tantos devotos de la Sma. Virgen solo son verdaderos y fieles devotos suyos los que se dejan conducir por su espíritu.

259. Para dejarte conducir el espíritu de María, es preciso que:

1° antes de obrar por ejemplo, antes de orar, celebrar la santa misa o participar en Ella, comulgar, etc. Renuncies a tu propio espíritu, tus propias luces, querer y obrar. Porque las tinieblas del espíritu y la malicia de la voluntad son tales que si las sigues, por excelentes que te parezcan, obstaculizarán al santo espíritu de María;

2° te entregues al espíritu de María para ser movilizado y conducido por él de la manera que Ella quiera. Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar, lo cual se hace sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu, un ligero movimiento de la voluntad o con pocas palabras, diciendo, por ejemplo" Renuncio a m í mismo y me consagro a ti, querida MaDre mía" y aun cuando no sientas ninguna dulzura sensible en este acto de unión, no por ello deja de ser verdadero;

2. Obrar con María o imitando a María.

260. Hay que realizar las propias acciones con María, es decir, mirar a María como el modelo acabado de toda virtud y perfección, formado por el Espíritu Santo es una pura creatura, para que lo imites según tus limitadas capacidades. Es, pues, necesario que en cada acción mires como la hizo o haría la Sma. Virgen, si estuviera en tu lugar.

Para esto debes examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante toda su vida, y particularmente:

1° su fe viva, por lo cual creyó sin vacilar la palabra del ángel y siguió creyendo fiel y constantemente hasta el pie de la cruz en el Calvario,

2° su humildad profunda, que la llevó siempre a ocultarse, callarse, someterse en todo y colocarse en el último lugar,

3° su pureza totalmente divina, que no ha tenido ni tendrá jamás igual sobre la tierra. Y finalmente todas sus demás virtudes.


Recuerda te lo repito que María es el grandioso y único modelo de Dios, apto para hacer imágenes vivas de Dios, a poco costo y en poco tiempo. Quien halla este molde y se pierde en él, muy pronto se transformará en Jesucristo, a quien este molde representa al natural.

Fuente: Mercabá