Liberia, el país al que el religioso se entregó para combatir la
enfermedad, hoy es declarado libre del virus
«No
sé ni lo que digo, perdóname». Cuando el gobierno español confirmó la
noticia de la repatriación del primer religioso español
infectado con el virus del ébola, Miguel
Pajares, el religioso apenas podía hablar. Estaba aislado en el hospital San
José de Monrovia (Liberia) junto con otros religiosos que, como él, habían dado
positivo en la prueba al virus como Chantal
Mutwamene, George
Combey o el director del centro y el primero en contraer el virus, Patrick
Nshamdze.
Antes de que el ébola se hiciera importante o que, por lo menos, los
medios pusieran los ojos en el brote,
Pajares ya pedía
ayuda para detener al monstruo que estaba aún agazapado desde el hospital
en el que trabajaba desde que llegó al país, en 2007.
Siete años después, con voz entrecortada, y que demostraba su débil
estado por el avance del virus en su cuerpo, reconoció a ABC alegrarse
de su repatriación. Pajares sabía que poco más podía hacer debido a su
delicado estado de salud. Detrás dejaba años de entrega y
sacrificio.
«Me necesitan allí»
«Eres muy mayor, las misiones son para gente más joven», recuerda que
siempre le decía a Miguel su hermano Feliciano. «Si es que me necesitan allí, que
hay mucho que hacer», respondía el sacerdote. Pajares llegó al continente
africano por primera vez en los años 60. Estuvo en América, en Irlanda del Norte
cuando la guerra, luego en Ghana y los últimos siete años en Liberia. «Él solo
quería ayudar a los demás, a los más necesitados, su vida no le importaba nada»,
aseguró Feliciano a ABC cuando se conoció la triste noticia de la muerte del
religioso.
Hoy, Liberia,
el país que ha perdido el mayor número de personas
por el brote (por encima de Sierra Leona y Guinea Conakry) ha sido
declarado
libre de ébola por la Organización Mundial de la Salud. «Se puede
declarar el fin de un brote de ébola en un país una vez transcurridos 42
días sin que se haya detectado ningún caso nuevo. El plazo de 42 días representa el
doble del periodo máximo de incubación de la enfermedad (21 días). Este
periodo de 42 días comienza el último día en que una persona del país tuvo
contacto con un caso confirmado o probable de ébola», señala la OMS.
Casi un milagro
La noticia parece casi un milagro después del horror vivido en el
país en el que 4.716
personas perdieron la vida desde el inicio del brote (11.007 en total y
26.648 casos confirmados junto con los otros dos países afectados) según los
últimos datos de la OMS publicados ayer. Que se haya declarado libre de ébola no
supone que haya que bajar la guardia. «No podemos uitar el pie del acelerador
hasta que hasta que los tres países alcancen esta cifra de 42 días sin nuevos
casos», advierte María
Teresa Cacciapuoti, coordina de proyectos de Médicos sin Fronteras en
Liberia.
Pero no deja de
ser una noticia alentadora. El país al que Pajares
se entregó, y donde cotrajo la enfermedad contra la que luchó y que acabó
con su vida, hoy le dice adiós al virus. ¿Qué hubiera dicho Miguel Pajares? Se
trata del sueño que no pudo ver cumplido, o quién sabe, quizás sí.
Al llegar a Liberia se puso manos a la obra para reabrir el hospital
San José. «Como consecuencia de la guerra había quedado destrozado y la Orden se
propuso abrirlo para lo cual la colaboración de Miguel fue fundamental», aseguró a
ABC cuando se produjo la triste noticia de su fallecimiento el agregado a
la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios por carta de hermandad, Juan Reig. Pajares lo
consiguió. El hospital se puso en marcha y solo cerró sus puertas cuando
contrajo el virus el director del centro, Patrick
Nshamdze. Allí quedaron todos los hermanos encerrados luchando contra la
enfermedad por la que veían sufrir a sus pacientes o más bien, hermanos.
Reabierto el hospital
Pero la Orden consiguió sacar adelante el
centro por el que Pajares tanto había peleado. Reabrió su servicio de
pediatría el pasado 2 de febrero y el de maternidad el 24 de noviembre.
Miguel Pajares dejó tras de sí un inmenso legado y no es
exagerado decir que esta noticia de hoy, se le debe, en parte, también a su trabajo
Fuente. ABC