La catequesis de este miércoles ha
estado centrada en la figura de los niños y la riqueza que son para la Iglesia
y para nosotros
Miles de peregrinos venidos de todas partes del mundo han acudido a la
plaza de San Pedro, como cada miércoles, para compartir con el Santo Padre el
tiempo de la audiencia general. Con gran alegría ha recibido a Francisco en su
llegada en papamóvil pasadas las 9.30 de la mañana.
Durante unos veinte minutos
ha recorrido la plaza saludando a los allí presentes. Mientras, la multitud,
agitaba sus banderas, alzaba sus pancartas y mostraban su cariño al Papa. Los
niños más pequeños que con ayuda de sus padres lograban alcanzar las primeras
filas, han recibido la bendición especial del Santo Padre, quien les acariciaba
y besaba con ternura.
En el resumen que el Papa ha hecho en español, ha indicado: “Queridos
hermanos y hermanas. De entre las figuras familiares, hoy deseo centrarme en los
niños, como gran don para la humanidad. Ellos nos recuerdan que todos hemos sido
totalmente dependendientes de los cuidados de otros. También Jesús, como nos
muestra el misterio de la Navidad. En el Evangelio se elogia a los ‘pequeñso’, a
los que necesitan ayuda, especialmente a los niños”.
Asimismo, ha afirmado que “ellos son una riqueza para la Iglesia y para
nosotros: nos hacen ver que todos somos siempre hijos, necesitados de ayuda,
amor y perdón, que son las condiciones para entrar en el Reino de Dios”. A
continuación, también ha explicado que “desmontan la idea de creernos autónomos
y autosuficientes, como si nosotros nos hubiéramos dado la vida y fuéramos sus
dueños, en vez de haberla recibido”. Los niños --ha subrayado-- nos enseñan
también el modo de ver la realidad de manera confiada y pura. Cómo se fían
espontáneamente de papá y mamá, cómo se ponen sin recelos en manos de Dios y de
la Virgen. Sienten con sencillez las cosas, sin ver en ellas únicamente algo que
puede servirnos, que podemos aprovechar. Ellos sonríen y lloran, algo que a
menudo se bloquea en los mayores.
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española, en
particular “a los venidos de España, México, Perú, Uruguay y Argentina”.
Hermanos y hermanas, ha dicho el Papa, los niños dan vida, alegría, esperanza.
Dan también preocupaciones y a veces problemas, pero es mejor así que una
sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños, o no quieren a los niños.
Finalmente ha invitado a pedir “que Jesús los bendiga y la Virgen los
cuide”.
Para finalizar, tras los saludos en las distintas lenguas, el Papa ha
dirigido un pensamiento especial a los jóvenes, los enfermos y los recién
casados. Así, ha recordado que este jueves celebramos la Solemnidad de san José,
patrón de la Iglesia universal. De este modo, ha pedido a los jóvenes que le
miren “como ejemplo de vid humilde y discreta”. A los enfermos les ha invitado a
“llevar su cruz con la actitud del silencio y de la oración del padre putativo
de Jesús”. Por último, a los recién casados, les ha exhortado a “construir
vuestra familia sobre el mismo amor que unió a José con la Virgen María”.
Fuente: Zenit