LA DIÓCESIS DE SEGOVIA CELEBRA EL CURSILLO DE CRISTIANDAD Nº 10

En los primeros días del mes de diciembre, bajo la protección maternal de María, cuya festividad de la Inmaculada Concepción conmemorábamos,  tuvo lugar la celebración del Cursillo de Cristiandad nº 10 de la Diócesis de Segovia.

Ya desde el primer momento de su preparación, todos sentimos que iba a ser un Cursillo especial. El Señor había dispuesto que se celebrase en Comunión con la Diócesis de Madrid y esta circunstancia permitió un enriquecimiento mutuo de los dirigentes. Nos permitió experimentar que teníamos “un solo corazón y una sola alma” (Hch. 4, 32).


Después, ya durante la celebración del Cursillo, comenzamos a vislumbrar que lo que podría definir claramente el Cursillo era LA ESPERANZA. Algunos signos así lo dejaban entrever:

  •     La oración: Este Cursillo ha estado sostenido por todas las realidades de Vida Consagrada de Segovia, por las Ultreyas de Segovia y Cantalejo y por tres Ultreyas de Madrid. Además, de la oración individual que ha sido también, gracias a Dios, muy importante.


  •           El deseo de fermentar evangélicamente los ambientes: Algunos cursillistas ya en el Cursillo manifestaban con nombres y apellidos las personas a las que iban a invitar a vivir futuros cursillos, incluso, se pidió por estas intenciones en la Oración de los Fieles.


  •     El fuego en el corazón: No solo los cursillistas, todo el equipo de dirigentes incluyendo los sacerdotes hemos salido del Cursillo con el corazón encendido, abrasado en el fuego del Amor de Cristo. Lo que ha hecho que asumamos compromisos de mejoramiento de nuestra vida cristiana: participación más frecuente en la Eucaristía, mayor compromiso comunitario, mayor presencia en la Pastoral Diocesana...


Por lo demás, la vivencia del Cursillo ha sido extraordinaria. ¡Qué calidez humana!, ¡Qué tensión espiritual!, ¡Qué alegría!.

Como colofón, en la Clausura contamos con testimonios de cursillistas de Segovia y de Madrid, del Presidente del Secretariado Diocesano de Segovia y de nuestro querido Consiliario Nacional, Obispo Emérito y Administrador Apostólico de la Diócesis de Segovia Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Ángel Rubio Castro (para todos nosotros D. Ángel) que nos exhortó a perseverar, conocer más y mejor a Jesucristo, descubrir Su mirada, amarle, imitarle y darle a conocer, luchando así contra la apostasía silenciosa.

Claudio Alba González