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Foto: Vatican News. Dominio público |
En el Ángelus de este domingo, el Papa León XIV invitó
a los fieles a reflexionar sobre un pasaje del Evangelio de san Lucas
(13,22-30), en el que Jesús habla de la “puerta estrecha”. La enseñanza del
Señor surge como respuesta a la pregunta de si son pocos los que se salvan.
“A primera vista, esta imagen hace surgir en nosotros
algunas preguntas: Si Dios es el Padre del amor y de la misericordia, que
siempre permanece con los brazos abiertos para acogernos, ¿por qué Jesús dice
que la puerta de la salvación es estrecha?”
El Pontífice explicó que esta imagen no busca
desanimar, sino sacudir la falsa seguridad de quienes creen que basta con
cumplir la práctica religiosa para garantizarse la salvación. Jesús advierte
que no alcanza con participar en la Eucaristía o conocer bien la doctrina si la
fe no transforma el corazón y no se expresa en gestos concretos de amor y
justicia.
“El Señor no... acepta sacrificios y oraciones que no
nos conducen a vivir el amor a los hermanos y a practicar la justicia. Por eso,
cuando estos se presenten ante el Señor enorgulleciéndose de haber comido y
bebido con Él y de haber escuchado sus enseñanzas, oirán que les dice: «No sé
de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!» (v. 27).”
El Papa subrayó que Cristo mismo es la puerta que
conduce a la vida eterna, y que atravesarla significa asumir su camino de
entrega y cruz. Él no eligió el éxito ni el poder, sino que nos amó hasta dar
la vida por nosotros, recordó. Por ello, la fe auténtica es aquella que se
convierte en criterio de vida diaria, capaz de inspirar decisiones difíciles,
de vencer el egoísmo y de sostener el compromiso por el bien común, la paz y la
justicia.
“... perseverar en el bien allí donde parecen
prevalecer las lógicas del mal, y así sucesivamente. Pero, franqueando este
umbral, descubriremos que la vida se abre de par en par ante nosotros como un
mundo nuevo, y, desde ese momento, entraremos en el amplio corazón de Dios y en
la alegría de la fiesta eterna que Él ha preparado para nosotros.”
Finalmente, el Pontífice encomendó a la Virgen María
la misión de los cristianos, pidiendo que Ella ayude a recorrer con valentía el
camino del Evangelio para abrirse plenamente al amor infinito del Padre.
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News