Los obispos españoles crean una oficina de recepción de denuncias de delitos de odio y ofensas por motivos religiosos, en defensa de la libertad religiosa, tras la decisión del Gobierno de sacar del Código Penal estas situaciones
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Crédito: CEE. |
Así lo ha
decidido la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), tal
y como ha informado su portavoz y secretario general, Mons. Francisco César
Gárcía Magán este viernes.
Este nuevo
organismo estará coordinado por la Vicesecretaría para Asuntos Generales y la
Subcomisión Episcopal para Relaciones Interconfesionales y Diálogo
Interreligioso.
“Los objetivos
son la promoción de la defensa de la libertad religiosa”, ha explicado el
prelado, quien ha subrayado que este es, “dentro de los derechos humanos, uno
de los derechos fundamentales”.
La Oficina
elaborará “un informe anual de delitos y ofensas contra los fieles católicos,
por motivos religiosos, mediante la recopilación y registro de datos”, y
buscará “sensibilizar y ofrecer orientaciones a las diócesis ante posibles
vulneraciones”. Además, mantendrá contacto con otras confesiones religiosas y
organizaciones nacionales e internacionales que también trabajan en este
ámbito.
Despenalización
del delito contra los sentimientos religiosos
Mons. García
Magán ha señalado que en el origen de la puesta en marcha de este organismo
está el hecho de que el principal partido del Gobierno haya impulsado una reforma
legal para la despenalización del delito contra los sentimientos religiosos.
De aprobarse la
iniciativa, quedaría eliminado el
artículo 525 del Código Penal, que establece que “incurrirán en la pena
de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los
miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por
escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas,
creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los
profesan o practican”.
Contra esta
medida se han movilizado no sólo los católicos, sino también otras
denominaciones cristianas, así como judíos y musulmanes. En un
comunicado conjunto del pasado mes de diciembre, los distintos grupos
religiosos reivindicaron el derecho de los fieles “a poder vivir la fe en un
clima de respeto a los sentimientos religiosos, amparados por otros derechos
también protegidos constitucionalmente, tales como el derecho a la libertad
religiosa, libertad de conciencia y derecho a la dignidad e integridad moral”.
De los 28
países de la Unión Europea, sólo seis hasta la fecha no tienen leyes que
penalicen los ataques contra la libertad religiosa (Francia, Reino Unido,
Bélgica, Croacia, Hungría, Eslovaquia).
“La Iglesia
en España no está perseguida”
A preguntas de
los presentes en la comparecencia, Mons. García Magán aseguró que si bien “la
Iglesia en España no está perseguida”, como sucede en otros países como
Nigeria, “a veces sí se dan delitos de ofensa a los sentimientos religiosos y a
realidades que para un creyente católico cristiano tienen un valor muy
especial”.
“Como señalan
organismos eclesiales y organismos internacionales, son los cristianos la
confesión religiosa más perseguida”, recordó el también Obispo Auxiliar de
Toledo.
El director de
la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en España, José
María Garrido, preguntado recientemente por ACI Prensa sobre los casos de
ataque a la libertad religiosa en el país, señaló que “en España hay una cierta
preocupación por lo que le llamamos la persecución educada”.
Esto significa,
prosiguió Garrido, que “a veces se nos intenta imponer un discurso obligado” o
se ponen “algunas zancadillas” en la libre defensa de los principios de la
Doctrina Social de la Iglesia, aunque se pueda acudir con libertad a Misa.
Según el último
informe del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, en
el año 2023 se registraron 109 ataques contra la Iglesia Católica, incluido un
asesinato en España. El Observatorio sobre Intolerancia y
Discriminación contra Cristianos en Europa (OIDAC) documentó casi 2.500
crímenes de odio anticristiano en el mismo periodo.
Por Nicolás de
Cárdenas
Fuente: ACI Prensa