Los tiempos de Dios
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Al fregar los
platos me di cuenta que la pila donde los limpiamos estaba atascada, le costaba
mucho absorber el agua. Fui a buscar un desatascador, ya que la fontanería me
gusta mucho. Lo utilicé y, aparentemente, la tubería quedó limpia y
desatascada.
Sin embargo, al
día siguiente me la encontré igual. Entonces recordé que tenía un líquido cuya
etiqueta decía: "Desatascador turbo en 5 minutos", lo había guardado
para una ocasión especial. Lo vertí por la tubería, esperé el tiempo indicado
y, luego, dejé correr el agua. Efectivamente, quedó totalmente limpio y, lo más
importante, duradero. Que quedara limpio era importante, pero que fuera
duradero lo era aún más.
En la oración
le decía al Señor: "¿Por qué en mi vida no usas ese líquido desatascador?
Lo que más me gusta es lo de los cinco minutos". Pero, mientras se lo
decía, yo misma me eché a reír porque sé que ese no es su estilo. El estilo del
Señor es constante, paciente y cercano. Él hace su obra en nosotros, pero tarda
toda la vida. Y esto, para nuestra mentalidad de inmediatez, nos cuesta mucho
aceptar.
Sin embargo,
seguro que tienes la experiencia de haber sido constante en algo del Señor y
ahora ves frutos en tu vida. Cuando entré en el monasterio, una de mis
características era la impaciencia: quería que el Señor me cambiase ya y no
hacía más que pedirle milagros. Y el milagro me lo ha concedido día tras día,
permitiéndome vivir cada día en Su amor.
La inmediatez
con el Señor no funciona. Dice la Biblia que "un día para Dios es como mil
años y mil años como un día". El tiempo en el Señor es eternidad. Y
gracias a Su paciencia, podemos confiar en Su amor, porque sabemos que es
duradero y para siempre. La paz del corazón la encontramos en lo verdadero.
Hoy, el reto
del amor es pedirle al Señor que no vivamos en la inmediatez, sino en su tiempo
de eternidad.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
02 abril 2025
Fuente: Dominicas de Lerma