La vida no es sencilla, pero si nos unimos a Cristo todo lo que hagamos tendrá sentido sobrenatural, por eso el católico debe aprender a asemejarse a Jesús
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El ser humano
vive inmerso en una vorágine de actividades que no le dejan tiempo para unirse
a su Dios, por eso es necesario que se tome tiempo para reflexionar sobre lo
que verdaderamente importa: alcanzar la vida eterna. Y si es católico,
reconocerá que tiene lo necesario para lograrlo sin buscar en otro sitio. Jesús
ya ha trazado el camino.
No basta con
ser buena persona
Así es, todos
los contratiempos de la vida dejan un sabor de impotencia, quizá porque no nos
hemos puesto a pensar en que lo que se ofrece a Jesús adquiere valor
sobrenatural cuando estamos en gracia, como lo afirma el Catecismo de la
Iglesia católica:
"La
gracia, uniéndonos a Cristo con un amor activo, asegura el carácter
sobrenatural de nuestros actos y, por consiguiente, su mérito tanto ante Dios
como ante los hombres".
CEC 2011
Sin embargo,
hay que comprender que para ir al cielo "no basta con ser buena
persona", así lo ha afirmado el Padre Rubén Darío García Ramírez,
sacerdote de la arquidiócesis de Manizales, Colombia, durante el rezo de laudes
en su sitio de YouTube.
Para él
"eso no es ser cristiano". "Un cristiano es excelente persona.
Es mucho más profundo", enfatiza. "Ser creyente en Cristo es que vive
todo el tiempo en la cruz, o sea 'cristificado'".
El camino de
salvación
¿Y qué
significa vivir "cristificado"? El padre Rubén explica que es vivir
con Cristo adentro. "Cristo crucificado, muerto y resucitado, por eso
haces presencia de Cristo resucitado, pero jamás rechazas el sufrimiento".
Este es un
punto clave en la enseñanza del sacerdote colombiano. Aceptar el sufrimiento
como Cristo lo hizo. Por eso afirma que "el sufrimiento se vuelve camino
de salvación".
Recordemos que
el Señor nunca prometió que sus seguidores no padecerían, por el contrario, les
reveló que serían perseguidos, pero también los animó diciéndoles que no
tuvieran miedo
"Felices
ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda
forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán
una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas
que los precedieron".
(Mateo
5, 11-12)
Aprender a
cristificarse
Es comprensible
que le temamos al dolor, a las malas noticias, a la muerte. Toda clase de
sufrimiento -moral, corporal, espiritual, psicológico-, quita el balance de la
rutina cómoda, desvanece la paz y desestabiliza el ritmo con el que nos movemos
a diario.
Una pérdida
material, de trabajo, de un ser querido, de la propia salud siempre nos
sumergirá en la incertidumbre, pero si entendemos que dentro de los planes de
Dios tienen una razón de ser, comprenderemos que, así como Cristo aceptó el
sufrimiento de su pasión y muerte en la cruz, también nosotros recibiremos como
Él el premio de la vida eterna.
El mismo Jesús
se encargó de dejarnos el camino trazado y una Iglesia para darnos lo que
requerimos para ganar la carrera al cielo.
Acudamos a los
sacramentos y roguemos a Dios para que nos dé la gracia y la fortaleza
necesarias para aprender a "cristificarnos" sin desfallecer en el
intento.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia