El cardenal Tolentino de Mendonça, Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, ha presidido la Misa y leído la homilía preparada por Francisco
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Misa del Jubileo de los Artistas. Vatican Media. Dominio público |
Dos de los eventos se
han cancelado, porque no tenían sentido sin la presencia del Pontífice, — la
audiencia jubilar de este sábado y el encuentro con actores en Cinecittà — pero
se ha mantenido la celebración de la Misa en la basílica de San Pedro.
Aunque este fin de semana no hace tanto frío en
Roma como el fin de semana pasado, lo cierto es que es durante el invierno es
mejor que, en lo posible, las celebraciones tengan lugar en la basílica o el
Aula Pablo VI. Está claro que la Misa del pasado sábado en la plaza de San
Pedro por el Jubileo de las Fuerzas Armadas, que presidió el Papa a la
intemperie bajo la lluvia, no le ha ayudado a superar sus problemas
respiratorios.
El cardenal Tolentino de Mendonça, Prefecto del
Dicasterio para la Cultura y la Educación, ha sustituido a Francisco este
domingo y ha leído la homilía que el Papa había escrito para los artistas.
El Santo Padre asegura a los artistas que ellos
están llamados a «a ser testigos de la visión revolucionaria de las
Bienaventuranzas». Porque las Bienaventuranzas suponen mirar la realidad «con
ojos nuevos, con la mirada de Dios, que ve más allá de las apariencias y
reconoce la belleza, aun en la fragilidad y en el sufrimiento». «Es una lógica
invertida, una revolución de la perspectiva», les dice.
Esa misión que Francisco confiere a los artistas
va más allá de crear belleza. El Papa les insta a «revelar la verdad y la
bondad escondidas», «dar voz a quien no tiene voz y transformar el dolor en
esperanza». Por ello, les encomienda ser «custodios de la belleza que sabe
inclinarse ante las heridas del mundo, que sabe escuchar el grito de los
pobres, de los que sufren, de los heridos, de los presos, de los perseguidos,
de los refugiados». Además, les anima a que, en una época donde solo se
levantan muros, construyan puentes de enriquecimiento mutuo.
En esta homilía del Papa leída por el cardenal
Tolentino, Francisco explica que la crisis que vivimos en estos días es también
«una crisis del alma, de sentido». Por eso, invita a los artistas a ser quienes
«ayuden a la humanidad a no perder la dirección, a no extraviar el horizonte de
la esperanza».
También indica a los artistas que el auténtico
arte es siempre «un encuentro con el misterio» y que «no es una lujo, sino una
necesidad del espíritu», por si alguien piensa que el arte no sirve.
«El mundo tiene necesidad de artistas proféticos,
de intelectuales valientes y de creadores de cultura. Y recuerden: la esperanza
no es una ilusión; la belleza no es una utopía; el don que tienen no es una
casualidad, es una llamada», concluye Francisco.