Son párrocos en pueblos remotos de montaña o en ciudades. No quieren retirarse y descansar: «¡Nada de nada! El Señor me dio la vida, y mi vida es para Él y para la Iglesia», aseguran
El sacerdote más joven y el más anciano en activo de Menorca: Jaume Denclar y Guillermo Pons. |
Entonces, ¿a qué edad se jubila un cura? La
mayoría de ellos sigue desempeñando alguna función —o muchas— hasta bien
entrada la ochentena. Pero El Debate se ha puesto en contacto con todas las diócesis españolas para
descubrir que, sorprendentemente, numerosos sacerdotes siguen en activo
rebasados los 90 años de edad. Estos son algunos de ellos.
«Me da la vida»
En la
diócesis de Getafe (Madrid), Fernando
González, de 90 años de edad, es vicario parroquial en San Simón de Rojas
(Móstoles) y consiliario de un grupo de Acción Católica en su parroquia, al
frente del cual lleva 13 años. Para él es «una alegría poder seguir sirviendo
al Señor» porque «estoy haciendo lo que el Señor quiere de mí». «Lo hago con
gusto y con entusiasmo», subraya.
En el mismo municipio madrileño, Miguel Medina sigue trabajando, a sus 91 años –y tras casi siete décadas de sacerdocio–, en la parroquia de Nuestra Señora de la
Asunción, «donde pueda y se le pida, en las celebraciones diarias de la misa,
en las confesiones, en la tarea pastoral». Para él, «este servicio a la Iglesia
es fundamental, a pesar de los años», porque le gusta ayudar y colaborar, y le
«da la vida». «Quiero estar activo al servicio del Señor», declara este sacerdote de la diócesis de Getafe.
Joaquín Alía ha cumplido las nueve décadas de vida y ayuda en Santa Sofía de Alcorcón (Madrid). Además de celebrar la misa y
confesar, atiende al grupo de matrimonios, al de enfermos y al de Biblia,
trasladándose hasta la residencia de ancianos cuando la ocasión lo requiere. «También
acudo a las reuniones del arciprestazgo, o presido alguna eucaristía a los
neocatecumenales», añade contento. «Mientras el Señor me mantenga firme y con la cabeza bien, le serviré. Quiero ser útil y ayudar», subraya
con ánimo.
El
de mayor edad en activo de Astorga
«Dios
me ha concedido 90 años de vida y 65 de sacerdocio», comienza diciendo Ángel Matilla Castro, un párroco de la
diócesis de Astorga (León) nacido en 1934. «El día más feliz de mi vida fue,
sin duda alguna, el de mi primera misa.
Fui feliz e hice feliz a muchas personas», rememora con un toque de emoción.
Después de muchos años de dedicación pastoral en las comarcas de El Bierzo y Maragatería, encargado de las
parroquias de numerosos pueblos, lamenta que ahora, a sus 90 años, «solo
atiendo dos». «En Villarejo de Órbigo celebro la santa misa todos los días y,
los viernes, en una residencia de mayores», explica. «Desde hace tres años soy
el sacerdote de mayor edad de
la diócesis en activo», observa.
Guillermo
Pons es un sacerdote de la isla de Menorca. «Tengo actualmente 93 años de edad y el 8 de agosto pasado
cumplí 70 años de sacerdocio, por lo
cual tengo especial motivo de dar gracias al Señor», reconoce. «En todo el
decurso de este largo camino, me he ocupado en la labor parroquial, en la
enseñanza y en la publicación de diversos libros y artículos. Sigo ahora
agradeciendo a Dios el poder celebrar en la iglesia diariamente la eucaristía y
publicar en la prensa menorquina, en
el Full Dominical de Menorca,
así como en revistas y publicaciones como son la revista agustiniana Ciudad de Dios, en Estudios
Josefinos y en la colección Trifolium, dedicada
a la angelología, que se publica en
Francia», explica, dando muestras de que jubilarse no entra en sus planes.
El remedio contra las crisis
vocacionales
Francisco San José Palomar tiene 91 años y se
maneja con soltura con el correo electrónico. «Está plenamente
en activo», confirman desde el obispado de Albacete, donde detallan que
permanece adscrito a la parroquia de Nuestra
Señora de Fátima, en la que celebra la eucaristía. «También lo hace a una
comunidad de religiosas y comenta periódicamente el Evangelio del domingo en la
hoja dominical de la diócesis, además de la atención a enfermos, confesión...».
«Fui ordenado sacerdote en la Universidad de Comillas
(Santander) el año 1959 y destinado a Toledo ciudad como coadjutor a la
parroquia de Santa Bárbara», rememora el sacerdote albaceteño nonagenario.
«El año 1963 marcho a la Universidad Pontificia de Salamanca, donde saco la
licenciatura en Letras Clásicas con un trabajo titulado La colegialidad en San Cipriano», añade.
«Me movió a ser sacerdote el ambiente familiar y el ejemplo de algunos sacerdotes. Y sigo en activo
'porque la cabeza me funciona y los pies me llevan'», asegura. «Doy gracias a Dios por la edad alcanzada y por
la salud que me acompaña. Tengo una sordera relativa, pero me valgo bien y mi satisfacción mayor es que sigo yendo a la parroquia», asegura.
«Nunca dudé de mi vocación y, en las crisis que siempre se pasan, hice un mes
de Ejercicios de san Ignacio, y a proseguir», concluye, y remacha que «me
gusta la gente, su vida, su afecto».
En Lugo, José Sarandeses, nacido en 1932, lleva cuatro parroquias. Llegó a la de San Cristóbal de Borraxeiros en 1966, y allí sigue de párroco desde entonces.
«Pero es muy distinto. Aquí vivían unas mil personas, y ahora solo son unas 130», lamenta. «Es lo que está
pasando en todas las aldeas de Galicia», agrega. A sus 92 años sigue cogiendo el coche para desplazarse hasta sus
pueblos. «Pero cuando me retiren el carnet de conducir, me tendré que ir a una
residencia. Sigo en activo porque, cuando me vaya de aquí, ningún sacerdote
podrá volver más a estos pueblos», augura.
En la diócesis de Jaca (Huesca), un sacerdote de 92 años
sigue recorriendo las carreteras del Pirineo para atender el municipio de Gavín
y una docena de pueblos de montaña más. Se trata de Jesús Landa, incansable en su servicio pastoral, aunque no es el único.
En la diócesis oscense hay dos sacerdotes nonagenarios en activo más: Máximo Garcés, en Sos del Rey Católico y alrededores, y Emilio Navarro, en Uncastillo.
En la
archidiócesis de Sevilla, Jesús González cumplía
92 años el pasado 24 de diciembre. Celebra dos misas semanales en la capilla
del museo vinculada a la parroquia de San
Vicente Mártir de la capital andaluza. Juan
Cotán, párroco emérito de Nuestra
Señora de Belén de Gines (un pueblo del Aljarafe sevillano), a sus 95
años, colabora con las parroquias de la zona en todo lo que le piden. Además,
acompaña a varias comunidades del Camino Neocatecumenal. «Es un sacerdote
activo; no en vano, acaba de viajar a
Roma», señalan desde el arzobispado hispalense.
«Dios no se jubila... y el diablo
tampoco»
En
Asturias, José Luis Fernández
Polvorosa lleva las parroquias de Santa María de La Fresneda, San
Miguel de Barreda y San Cosme de Bobes, que suman casi
7.000 almas. «Yo cojo el coche, lo saco del garaje y carretera», explica este sacerdote de 92
años. «Hasta los 90 me renovaban el carnet de conducir cada dos años; ahora,
tengo que hacerlo cada año»,
lamenta. «Voy a los pueblos a celebrar misa, a confesar, a visitar a los enfermos...», detalla. «Es un
hombre muy querido, muy trabajador y
dispuesto», aseguran quienes le conocen.
Álex Navajas
Fuente: El Debate