Los empleados, que participaron de este tradicional encuentro prenavideño con sus familias, escucharon una breve reflexión del Pontífice sobre dos valores: el trabajo y la familia
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"Gracias
por lo que hacen", dijo Francisco a los empleados de la Ciudad del
Vaticano, recibiéndolos en audiencia el sábado 21 de diciembre para el
tradicional intercambio de las felicitaciones navideñas. "A través de
vuestro trabajo cotidiano, y de vuestras tareas particulares, contribuyen a
llevar a toda la humanidad a Cristo y a extender su Reino en el mundo",
aseguró el Pontífice. Les invitó a expresar sus dificultades y a fomentar el
diálogo en el contexto de su trabajo.
Tras su
audiencia con la Curia Romana con motivo de las felicitaciones navideñas, el
Papa Francisco se reunió con los trabajadores de la Santa Sede, de la
Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y del Vicariato de Roma este
sábado 21 de diciembre por la mañana en el Aula Pablo VI. Los empleados, que
participaron de este tradicional encuentro prenavideño con sus familias,
escucharon una breve reflexión del Pontífice sobre dos valores: el trabajo y la
familia.
El Obispo de
Roma reconoció que "lo que se hace es ciertamente mucho". Paseando
por las calles y los patios del Estado más pequeño del mundo, por los pasillos
y los despachos de los Dicasterios y en los diversos lugares de servicio, el
Papa evocó la sensación de estar "en una gran colmena". "E
incluso ahora hay quienes trabajan para hacer posible este encuentro, que no
han podido venir: ¡démosles las gracias!", añadió en su discurso.
Construir con
los demás algo bueno para todos
Al hablar sobre
el trabajo, el Santo Padre comenzó comparando el ambiente festivo de hoy y la
vivacidad de la celebración y la sonrisa con la vida ordinaria, que no es de
celebración; es de trabajo continuo, pero siempre con una sonrisa en el corazón".
"Se trata
de dos rostros distintos de la misma belleza: la de quien construye con los
demás y para los demás algo bueno para todos". Y continuó explicando:
"Jesús mismo nos lo mostró: él, el Hijo de Dios, que por amor a nosotros
se hizo humildemente aprendiz de carpintero en la escuela de José".
Los
"Nazaret" ocultos de sus tareas
"En
Nazaret, continuó Francisco, pocos lo sabían, casi nadie, pero en el taller del
carpintero, junto con y a través de tantas otras cosas, ¡la salvación del mundo
estaba siendo construida por artesanos!". Y comparó la situación con la de
los participantes en el encuentro, diciendo: "En un sentido similar, se
aplica a ustedes, que, con su trabajo cotidiano, en el Nazaret escondido de sus
tareas particulares, contribuyen a llevar a toda la humanidad a Cristo y a
difundir su Reino en el mundo".
La familia,
primera comunidad
A propósito de
la familia, el Papa recordó que San Juan Pablo II dijo que para la Iglesia, la
familia es como "su cuna". Explicó que la familia, "fundada y
arraigada en el matrimonio, es el lugar donde se genera la vida -¡y qué
importante es hoy acoger la vida!-. Es la primera comunidad en la que, desde la
infancia, se encuentra la fe, la Palabra de Dios y los Sacramentos, en la que
se aprende a cuidarse unos a otros y a crecer en el amor, a cualquier
edad".
Rezar en
familia ante el belén
A continuación,
el Sucesor de Pedro se refirió a la importancia de jugar con los niños pequeños
y de visitar a los abuelos: aunque vivan en residencias de ancianos, siempre
hay que escucharlos, apoyarlos, son parte de la familia, dijo. Y añadió:
"¡Enseñen a los niños a rezar!".
El Papa animó a
todos a estar siempre unidos, padres, hijos, abuelos y nietos, cerca unos de
otros y unidos al Señor: en el respeto, en la escucha, en el cuidado mutuo.
Luego, el Pontífice compartió un consejo para estos días previos a la Navidad:
encontrar algunos momentos para reunirse en torno al pesebre, "para dar
gracias a Dios por sus dones, para pedirle ayuda para el futuro y para renovar
el afecto recíproco ante el Niño Jesús".
Hablar sobre
las dificultades y tratar de resolverlas juntos
Hacia el final
de su mensaje, el Pontífice acotó, de manera improvisada, que si alguien tiene
un problema especial, lo plantee a sus responsables, para resolverlo mediante
el diálogo.
Después de su
alocución, Francisco recorrió los distintos sectores del Aula Pablo VI para
saludar a los trabajadores, bendecir a los niños, entregándoles golosinas,
pequeños regalos e intercambiando algunas palabras. Incluso varios pequeños se
tomaron una foto alrededor del Santo Padre.
Sebastián
Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News