El perturbado ha entrado al recinto este sábado y ha apaleado a los religiosos con objetos contundentes. Tres de ellos están hospitalizados y uno ha fallecido
Monasterio del Santo Espíritu del Monte (Gilet, Valencia) Foto: Wikipedia. Dominio público |
Con estas palabras ha transmitido mediante un comunicado de urgencia este sábado el ministro provincial
de los hermanos franciscanos de la Inmaculada Concepción, fray Joaquín Zurera,
su dolor por lo ocurrido en este monasterio valenciano.
Según indica, escucharon a esta persona tener la intención «de matar a los frailes» y, a excepción de dos religiosos que estaban en la huerta y celebrando misa, «el resto de los hermanos han sido agredidos de forma violenta y estamos preocupados». En total han sido agredidos cuatro religiosos y uno de ellos, fray Juan Antonio Llorente, ha fallecido a causa de los golpes que recibió con objetos contundentes que encontró en el lugar, según informan los medios locales.
Además, confirman el hecho a través de un audio enviado por uno de los
frailes que logró escapar ileso: «Rezad por Santo Espíritu porque de una manera
inconcebible ha entrado un hombre, no sabemos por dónde, ha encontrado palos y
cosas, y habitación por habitación, ha ido golpeando, casi hasta matar a los
padres Juan Antonio, Carlos, Alberto y al guardián».
Tanto la Guardia Civil como los servicios de emergencia acudieron
inmediatamente al lugar tras ser avisados de lo sucedido y trasladaron a
algunos de los religiosos al hospital para recibir la atención hospitalaria
necesaria. A primer a hora de la tarde, desde la secretaría provincial se
confirmaba «con profunda consternación» la muerte de fray Juan Antonio
Llorente, quien había cumplido los 76 años de edad y los 46 de profesión
religiosa.
El individuo, aún no identificado, está siendo buscado por la Guardia Civil
y se ha iniciado una investigación para esclarecer cómo el agresor pudo entrar
al monasterio y cometer el brutal ataque. Este monasterio, fundado en 1404
es considerado un lugar de retiro espiritual y paz y nunca había experimentado
un suceso tan violento y grave.
Fuente: Alfa y Omega