El laico tiene un papel propio en la construcción del Reino de Dios y este implica llevar la doctrina social de la Iglesia a la vida pública de las naciones, afirmó recientemente el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Rodrigo Guerra López.
Cartel del Congreso Americano Misionero. Dominio público |
El
evento reúne a más de 1.300 misioneros, laicos, religiosos y obispos del
continente bajo el lema “América en Misión: Somos Discípulos Misioneros de
Cristo Vivo”.
Durante su ponencia El Reino
como horizonte de la misión. Camino para la transformación social en un
contexto de desigualdades, Guerra López señaló que “América Latina
sigue siendo, en el ámbito global, la región más inequitativa del mundo”, lo
que significa “que la dificultad para salir de la pobreza, sobre todo de la
pobreza extrema, aumenta”.
Sin
embargo, aclaró que incluso “en medio de una necesidad profunda de
transformación políticas, económica y social”, lo que el mundo y la Iglesia más
anhelan es el encuentro con Cristo”.
“En
otras palabras, si algo es importante en la vida, si algo espera nuestra
realidad fragmentada, violentada y adolorida de América Latina y del mundo, es
a Cristo, y es el Reino que Él viene a predicar y que está más allá de
cualquier utopía política, económica o cultural”, aseguró.
En
ese sentido, señaló que así como los sacerdotes y religiosos tienen un papel
propio en el anuncio y construcción del Reino de Dios, lo mismo sucede con los
fieles laicos.
“Es
muy importante recordar que la vocación de los fieles laicos es la
transformación del mundo según Cristo. Por supuesto, desde la transformación de
la propia vida”, explicó.
Para
ello, indicó el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, los
laicos deben “activar” una agenda que “se llama doctrina social de la Iglesia y
que es una dimensión constitutiva de la evangelización”.
“Hay
una buena noticia que dar en cada actividad humana —afirmó—, y por lo tanto la
doctrina social de la Iglesia es como la proclamación del Evangelio en la
educación, en la economía, en la política, en la cultura, en la sociedad, en el
movimiento popular (…) en el gobierno. Ahí tenemos que aprender a estar los
fieles laicos”.
Sin
embargo, llamó a no caer en la tentación de ideologizar la construcción del
Reino. “No existe fórmula política concreta, por sana que sea, que pueda
arrostrarse para sí el nombre de la Iglesia o el nombre de la fe en Cristo.
Ningún proyecto político se identifica con el Reino”, aclaró.
Al
finalizar su ponencia, Rodrigo Guerra López invitó a imitar a la primera
misionera, que es la Virgen María.
“María
viene a anunciar el verdadero Dios por quien se vive, lo anuncia a través del
encuentro con el indio, con Diego (…) ese encuentro, de manera inculturada,
usando todos los lenguajes y signos posibles para que Juan Diego entendiera que
el verdadero Dios por quien se vive es Jesucristo”, afirmó.
Por Eduardo
Berdejo
Fuente: ACI