Levanta la mirada
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Me gusta salir
a caminar por el jardín, disfrutar del aire puro y la naturaleza. Sin embargo,
me he dado cuenta de que, según camino como voy a paso ligero, en realidad voy
mirando hacia el suelo.
Es cierto que
ahora todo está lleno de hojas, de cáscaras de nueces, de almendras, de verdín…
y podría darse el caso de que una mala pisada me hiciera resbalar. ¡Qué
curioso! Porque hasta eso queremos controlarlo...
Así que, ahora
que me he dado cuenta, procuro olvidarme de ello y elevar la mirada al cielo,
contemplar hasta donde alcanzan mis ojos y disfrutar del paseo con todos los
sentidos. Y realmente es cierto, lo he experimentado: ¡pierdes el control de lo
que estás pisando! Pero la caminata es mucho más bonita y agradable.
La vida es como
una caminata que el Señor ha pensado para que la disfrutemos a cada paso y para
que aprendamos a caminar confiando en Él, con la mirada puesta en el cielo. Es
necesario saber por dónde pisamos y tener los pies en el suelo, pero sin centrarnos
exclusivamente en ello, sino manteniendo siempre la mirada elevada, conscientes
de con Quién vamos.
La confianza es
como “perder el suelo”, soltar el control de nuestra vida, pero poniéndolo todo
en manos de Cristo, quien verdaderamente actúa y obra en nosotros.
“Tú cimentaste
la tierra y el cielo es obra de tus manos”, reza una antífona del oficio. Pues
Él, que hizo con su mano poderosa todo lo que alcanzamos a ver y comprender,
¿acaso no será capaz de hacer en nosotros una obra buena?
De nosotros
solo depende una cosa: dejarle hacerla, decirle nuestro “hágase” y caminar cada
día con la mirada puesta en Él.
Hoy, el reto
del amor es levantar la mirada. No dejes que tu vista se fije en “el suelo”, en
lo que te preocupa o te agobia. Levanta la mirada y contempla el cielo; un Dios
que ha hecho esa perfecta inmensidad será capaz de cuidar de esta pequeña
criatura.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
14 noviembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma