Creciendo a lo alto y a lo ancho
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Nuestro
hortelano continúa tratando de talar el árbol caído. Ya va por el tocón, pero,
como es tan grueso, le está costando…
Me comentó cómo
se sabe la edad de un árbol: por el grosor del tronco. Y, al talarlo, se pueden
contar los círculos concéntricos, que coinciden con las etapas de crecimiento.
Los árboles,
cada año, crecen a lo alto y a lo ancho. Sin embargo, el ser humano solo tiene
unas etapas de crecimiento físico. Una vez que ya hemos alcanzado cierta
estatura, ya no nos hacemos más altos; más bien disminuimos de estatura cuando
ya vamos cumpliendo años.
Esto es cierto
solo en nuestro cuerpo. En el espíritu, sin embargo, no hay límite de
crecimiento. De hecho, la vida consiste, en gran parte, en dejar que nuestro
hombre interior crezca y se ensanche, aunque exteriormente vayamos
envejeciendo. Realmente es cierto aquel refrán que dice que “la belleza está en
el interior”.
Muchas veces,
nosotros nos quedamos en las apariencias exteriores, y desde ahí elaboramos una
idea de la persona. Sin embargo, cuántas veces hemos experimentado que, al
conocer a esa persona, cambia por completo nuestra opinión…
“El Señor no ve
como los hombres, que ven la apariencia; Él ve el corazón” (1 Sam 16, 7). Así
sucedió con Mateo, al que todos juzgaban por traidor a su pueblo, y, sin
embargo, Jesús, “mirándolo, lo amó” porque veía mucho más allá: veía su
corazón. O con la mujer que se acercó a ungir sus pies. Nosotros nos hubiéramos
retirado, impidiéndole hacer algo así, pero Jesús la dejó hacerlo, la acogió
con cariño y profetizó que aquello pasaría a la historia.
Jesús ve
nuestro corazón, nos ama así como somos y como estamos. Y, con Su amor, nos
atrae para que no nos quedemos ahí, sino para que crezcamos más y más. Él es
quien nos hace crecer y quien nos regala dar fruto para servírselo a los demás.
Hoy, el reto
del amor es dejarnos mirar por Jesús. Experimentando Su mirada, transformará la
nuestra.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
28 noviembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma