Obra de las manos de Dios, el hombre es lo más precioso a los ojos de su Creador
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En el volumen
publicado por la Librería Editrice Vaticana y Elledici, con el subtítulo
"La belleza de ser único y especial", el Papa Francisco, a través de
resúmenes de documentos, discursos y mensajes, describe el amor de Dios hacia
mujeres y hombres, invitándolos a dar una respuesta. Monseñor Darío Viganò
firma la introducción: somos "custodios de un amor que se nos ha dado sin
garantías".
Obra de las
manos de Dios, el hombre es lo más precioso a los ojos de su Creador. Él nos
conoce uno a uno, con nuestro nombre y nuestro rostro, que es único. El Padre
nos ve a imagen de Jesús, su Hijo, y con su amor nos ayuda a ser cada vez más
como Él. En el libro “¡Eres grande! La belleza de ser único y especial” (Libreria
Editrice Vaticana y Elledici) el Papa Francisco, profundo
conocedor del alma humana, nos regala a través de sus palabras un camino capaz
de trazar un identikit de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo. El
resultado es un retrato humano que nos hace decir a nosotros y a quienes nos
rodean: "¡Eres grande!", tan grande y único como Dios mismo pensó en
ti. El recorrido, a través de los discursos, documentos y mensajes del
Pontífice, se desarrolla en dos partes diferenciadas. El primero, “Eres
precioso” refleja el amor de Dios por el hombre. El segundo, “Vive, ama,
sueña”, invita a la acción una vez que descubrimos este amor por nosotros.
En la
introducción del volumen, monseñor Dario Edoardo Viganò, vicecanciller de la
Academia Pontificia de las Ciencias, escribe que somos "únicos y
especiales no porque seamos héroes, sino porque somos custodios de un amor que
nos ha sido dado sin pedir avales o garantías de cumplimiento". Somos
únicos, explica, "porque Dios ha confiado su corazón a cada uno de
nosotros, de manera singular, pidiéndonos que demos testimonio de él en los
caminos de la vida a cada hombre y a cada mujer que encontramos". Y añade:
“Un corazón, el del Padre, que no teme a la traición y al pecado, al fracaso y
al rechazo: es un amor infinito, que no conoce pausas de cansancio ni espacios
de reivindicación. Eres precioso para mí: son las palabras que el amor de Dios
susurra a nuestro corazón en cada momento".
Monseñor Viganò
también se centra en la "necesidad de la mirada", antes de un
análisis sobre las "relaciones en el contexto digital". “No tengas
miedo entonces y juega tu vida con la confianza del niño que tiene la certeza
de que en cada momento un padre y una madre saben acoger y secar las lágrimas
del error en el abrazo de quien sabe amar – es su estímulo –. No se trata de
imaginar un horizonte endulzado, sin esfuerzo y sin pecado: cada día nos
involucramos en una lucha con el orgullo que vive dentro de nosotros, que nos
pide cuentas, momento tras momento, en nuestras relaciones. Podemos encontrar
ayuda en las oraciones de los Salmos que, en el cansancio de la vida cotidiana
y en los pliegues de las relaciones que a veces enferman, son palabras que
resuenan en la vida como un bálsamo".
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