Para culminar un mes muy ocupado de viajes internacionales, el Papa Francisco hizo un anuncio sorpresa el domingo pasado a los miles de asistentes a la misa papal en el Estadio Rey Balduino de Bruselas (Bélgica).
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La Reina Fabiola y el Rey Balduino. ABC. dominio público |
El Santo Padre continuó refiriéndose a Balduino como un hombre
de fe que sirve como ejemplo para los líderes de hoy. También pidió a los
obispos belgas que "se comprometan" a promover la causa de
canonización de Balduino.
¿Quién es entonces este rey belga que, si el Papa se sale con la
suya, podría convertirse en el próximo rey católico en ser declarado santo?
Conozcamos al rey Balduino, el monarca que renunció a su corona terrenal antes
que hacerse cómplice del asesinato de los no nacidos.
Balduino nació en 1930 en el castillo de Stuyvenberg, en
Bélgica.
Desde muy joven, su vida estuvo marcada por las dificultades. Su
madre, la reina Astrid, murió en un accidente de auto cuando él tenía apenas 4
años. A los 14, él y su familia fueron hechos prisioneros por los nazis
invasores. Después de la guerra, las fuerzas revolucionarias del país obligaron
a su padre, Leopoldo III, a abdicar en favor de su hijo, lo que le permitió a
Balduino dedicarse a una vida de servicio a su país.
Su reinado, que duró más de 40 años (1951-1993), marcó una época
de intensa agitación social, política y religiosa en Bélgica y en el mundo. A
pesar de todos estos cambios, Balduino cumplió con sus deberes con total
devoción a su país y a su fe católica, siendo uno de los pocos factores
unificadores del país, por lo que era amado por su pueblo.
En 1960, se casó con otra católica devota, la princesa Fabiola
de Mora y Aragón. Aunque Balduino deseaba mucho ser padre, la pareja real nunca
tuvo hijos; la reina Fabiola sufrió cinco abortos espontáneos durante su
matrimonio.
A pesar de ello, tanto Balduino como Fabiola mantuvieron una profunda fe
en Dios. El matrimonio encontraba fuerza en la Eucaristía y, según el
testamento del capellán de la corte belga, asistían juntos a Misa todos los
días.
Balduino y Fabiola fueron grandes promotores de la fe, especialmente del
movimiento carismático católico. Su testimonio contrastaba marcadamente con el
movimiento general de Bélgica, Europa y Occidente que se alejaba del
cristianismo y se dirigía hacia el secularismo.
En 1990, Balduino y Fabiola hicieron una peregrinación a la
Santa Casa de Loreto, en Italia. Allí pidieron a la Santísima Virgen María el
coraje para luchar contra una nueva ley belga que legalizaba el aborto y que
estaba en discusión en ese momento.
Apenas unos meses después, el Parlamento belga aprobó la ley que
legaliza el aborto hasta la 12 semana de embarazo.
Como rey, Balduino tenía el deber de firmar todas las nuevas
leyes, una obligación que había cumplido fielmente durante décadas. Sin
embargo, Balduino se negó a firmar esta ley. Aduciendo sus creencias católicas
y su propia incapacidad para tener hijos, informó al gobierno que no podía y no
firmaría la ley.
En un mensaje al primer
ministro belga, Wilfried Martens, Balduino explicó su decisión
diciendo: “Temo que esta ley contribuya a una disminución palpable del respeto
por las vidas de los más débiles entre nosotros”.
Esta decisión provocó un importante rechazo político y sumió al
país en una crisis constitucional.
En respuesta a las críticas, Balduino escribió: “Sé que al actuar de
esta manera no he elegido un camino fácil y que corro el riesgo de no ser
comprendido por muchos de mis conciudadanos. A aquellos que puedan estar
sorprendidos por mi decisión, les pregunto: ¿Es justo que yo sea el único
ciudadano belga obligado a actuar contra su conciencia en un ámbito tan
crucial? ¿Es sagrada la libertad de conciencia para todos, excepto para el rey?”.
Finalmente, Martens ideó un acuerdo con el que Balduino aceptó
declararse no apto para gobernar para que el gobierno pudiera llevar a cabo el
proceso democrático necesario para promulgar la ley.
El 3 de abril de 1990, Balduino fue destituido del trono belga
con su consentimiento por negarse a firmar la ley sobre el aborto. Sin embargo,
debido a su enorme popularidad, el Parlamento le devolvió la corona tan solo 36
horas después, el 5 de abril.
Finalmente, Martens ideó un acuerdo con el que Balduino aceptó
declararse no apto para gobernar para que el gobierno pudiera llevar a cabo el
proceso democrático necesario para promulgar la ley.
El 3 de abril de 1990, Balduino fue destituido del trono belga
con su consentimiento por negarse a firmar la ley sobre el aborto. Sin embargo,
debido a su enorme popularidad, el Parlamento le devolvió la corona tan solo 36
horas después, el 5 de abril.
El 31 de julio de 1993, a los 63 años, Balduino murió de un
ataque cardíaco repentino. Una vez más, unió al país cuando los ciudadanos de
toda Bélgica lloraron su muerte. Había reinado de forma continua durante 42
años, a excepción de esas 36 horas de 1990.
El Papa San Juan Pablo II elogió a Balduino en una
audiencia general de 1995 en la que afirmó que “un gran promotor de
los derechos de la conciencia humana, dispuesto a defender los mandamientos
divinos, y especialmente el quinto: ¡No matarás!, en particular por lo que se
refiere a la protección de la vida de los niños aún por nacer”.
El pasado fin de semana, el Papa
Francisco, acompañado por los actuales reyes de Bélgica, Felipe y Matilde,
visitó la cripta real de Nuestra Señora de Laeken en Bruselas. Durante su
estancia, pasó unos momentos rezando ante la tumba de Balduino.
Según el Vaticano, el Papa elogió el coraje de Balduino al
elegir “dejar su lugar de rey para no firmar una ley asesina”.
En referencia a un proyecto de ley que se está considerando
actualmente en Bélgica para ampliar aún más el aborto, la Oficina de Prensa de
la Santa Sede comunicó que “el Papa instó a los belgas a mirarlo a él
[Balduino] en este momento en que todavía se están elaborando leyes penales”.
Por Peter Pinedo
Fuente: ACI