Dios sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, sin embargo muchos cristianos sienten miedo de confiar plenamente en pedir que se haga su voluntad
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Yurii_Yarema | Shutterstock |
Rezamos a Dios
en el Padre nuestro: "Hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo". Sin embargo, tal parece que recitar esa parte se hace sin la
intención de que se lleve a cabo lo que el Señor quiere, porque en la realidad,
muchos cristianos sienten miedo de que la voluntad de Dios se cumpla.
Dios sabe lo
que te hace falta
¿Por qué sentir
temor de pedir a Dios que se cumpla lo que Él tiene preparado para nuestra
salvación? Quizá porque en muchas ocasiones, lo que deseamos no concuerda con
lo que Dios sabe que nos hace falta.
Podemos pedir
bienes materiales, salud, una larga vida, esperando que Dios actúe como un
genio que concede deseos. Por eso, cuando no ocurre lo que queremos, nos
sentimos defraudados.
Y peor aún: si
llegara a sucedernos una desgracia, nos enfrentaríamos airados contra el Señor,
reclamando agriamente por el trato que recibimos.
Miedo
infundado
Temor e
incertidumbre se apoderan del que tiene poca fe, sin entender que la vida
contiene altibajos, porque hemos sido creados para alcanzar la salvación y
gozar eternamente de Dios en el cielo.
Pero nos
conformamos con los bienes terrenales, efímeros y pasajeros, incluyendo
nuestros amores más preciados: familia, pareja, amigos. Por eso, cuando decimos
"que se cumpla tu voluntad en mí", deseamos que los males no nos
alcancen nunca.
Por eso muchos
cristianos de buena voluntad tiene miedo, pero es infundado, porque Dios nos
ama infinitamente y nunca nos enviará un mal, como lo ha dicho Jesús en el
evangelio:
"También
les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les
abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se
le abre. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le
pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le
pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas
buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a
aquellos que se lo pidan".
(Lc 11,
9-13)
Confía en tu
Padre celestial
Nuestro Padre
celestial quiere nuestro bien, que no nos quepa duda; por eso, como el niño
confía plenamente en su padre terrenal, abramos nuestro corazón y nuestros
labios para manifestarle que nos abandonamos a Él.
Y tengamos fe
ciega en lo que nos envía el Señor, porque dice san Pablo:
Todo el que
cree en él, no será defraudado (Rom 10, 11).
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia