El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, detalla en 'La Linterna de la Iglesia' cómo evoluciona la segunda y última Asamblea General del Sínodo de los Obispos.
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Han sido cuatro años de trabajo y un gran protagonista: el Espíritu Santo marcando el camino todo este tiempo. Un camino que el Papa nos invitó a recorrer a todos, a toda la Iglesia. Quería escucharnos, y en 2021 se ponía en marcha la fase diocesana a la que siguió la continental y después la universal.
Tras la celebración de dos Asambleas Generales, ha llegado el momento de poner un punto y seguido a este Sínodo. En el Vaticano, participando con el equipo de la Conferencia Episcopal Española, está su presidente y arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello, quien se ha puesto ante los micrófonos de 'La Linterna de la Iglesia' para contarnos todos los detalles de la cercana clausura desde Roma.
“La sinodalidad quiere ser la expresión de un estilo, de una espiritualidad, de una manera de vivir la comunión y la misión de la Iglesia, por eso, mal habríamos hecho las cosas a lo largo de todos estos años si esto fuera una carpeta que se archiva y no fuera un impulso para trabajar la comunión y la misión de la Iglesia con la participación de bautizados, consagrados y un ministerio ordenado en corresponsabilidad diferenciada”, apuntaba el presidente de la Conferencia Episcopal Española.
Hemos aprovechado la oportunidad para preguntar a Monseñor cuáles son las sensaciones que se extraen de ésta última Asamblea, de esta "experiencia extraordinaria", tal y como él mismo la ha calificado. “En esta segunda sesión de la Asamblea Sinodal, estamos profundizando las relaciones, sobretodo en los círculos lingüísticos en los que se realiza el trabajo más habitual. Es una experiencia que nos confirma en la importancia de la conversación en el espíritu, de la escucha de unos y otros, de discernir para avanzar en la comunión misionera”, aclaraba el arzobispo de Valladolid.
Además,
el presidente de la CEE ha escrito desde Roma una carta pastoral donde asegura que las reuniones sinodales están centradas “en el Señor y en la misión” frente a quienes piensan que son "luchas por la distribución del poder” y para entender de forma correcta qué es exactamente la sinodalidad, el presidente apuntaba que: "Aunque hay
aspectos que se viven de manera diferente en diversos lugares del mundo, sin
embargo, son muy comunes. El caer en la cuenta que hay una cultura global que
se va extendiendo por todo el planeta, indica que hay un desafío global para la respuesta de la Iglesia Católica, que está encarnada en cada una de los lugares del mundo puede ser una buena propuesta que hacer a la sociedad contemporánea”, declaraba nuestro invitado.
Además, ante el desafío constante que supone este mundo cambiante, la Iglesia también quiere dar una respuesta: “Es una Iglesia que vive en el tiempo y en el espacio, por eso está llamada a vivir un permanente discernimiento, escuchando al Espíritu Santo pero también la realidad y los latidos de los más pobres, ofreciendo la alegría del Evangelio y siendo peregrinos de esperanza”.
Para finalizar, Mons. Argüello aclaraba que en Sínodo, la unión de la Iglesia es completa: “Esta experiencia de encontrarnos y acogernos diferentes personas que vivimos en realidades sociales, políticas del mundo global pero en diferentes lados de los conflictos es un ejemplo importante que surge de tener un punto de encuentro que no es una idea, si no la presencia viva de Jesucristo. La experiencia de acoger un punto de encuentro es lo que podemos ofrecer a los demás”, finalizaba Mons. Luis Argüello.
Fuente: ECCLESIA