El Papa Francisco ha presidido una multitudinaria Misa en la Plaza de San Pedro del Vaticano en la que ha canonizado a 14 nuevos santos: el sacerdote italiano Giuseppe Allamano, la Hna. Elena Guerra, también italiana, la Hna. canadiense Marie-Léonie Paradis y 11 mártires asesinados por su fe en Damasco, entre los que había 7 frailes españoles.
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Vista de la Plaza de San Pedro. Crédito: Daniel Ibáñez. Dominio público |
El Papa Francisco llegó a la plaza
minutos antes de las 10.30 a.m. (hora de Roma). Al inicio de la Misa, el
Cardenal Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, leyó
la biografía de los nuevos santos.
A continuación, acompañado de los
postuladores que defendieron la causa de canonización, el cardenal leyó la
petición para que se procediera con el rito. Seguidamente, el Papa Francisco
leyó la fórmula correspondiente para declararlos santos.
El estilo de Dios es el servicio
Tomando
como referencia el Evangelio de San Marcos, el Papa Francisco invitó a los
fieles al inicio de su homilía a pensar que Jesús también pregunta a cada uno:
“¿Qué quieres que haga por ti?” “¿Puedes beber de mi mismo cáliz?”.
A
través de estos interrogantes, según el Pontífice, “Jesús pone de manifiesto el
vínculo y las expectativas que los discípulos tienen sobre él, con las luces y
sombras propias de cualquier relación”.
Explicó
a continuación que los discípulos ven al inicio al Mesías con la “lógica del
poder”, mientras que Jesús, en cambio, “profundiza, escucha y lee el corazón”.
Así,
les revela que Él no es el Mesías que ellos piensan, sino que “es el Dios del
amor, que se abaja para alcanzar a los humildes; que se hace débil para
levantar a los débiles; que trabaja por la paz y no por la guerra; que vino
para servir y no para ser servido”.
Resaltó
además que “a su derecha y a su izquierda habrá dos ladrones, crucificados como
Él en la cruz y no acomodados en los tronos del poder; dos ladrones clavados
con Cristo en el dolor y no sentados en la gloria”.
En
este sentido, remarcó que “los que siguen a Cristo, si quieren ser grandes,
deben servir, aprendiendo de Él”. El Papa Francisco recordó además que Él
“ayuda a pensar ya no según los criterios del mundo, sino conforme al estilo de
Dios, que se hace el último para que los últimos sean enaltecidos y lleguen a
ser los primeros”.
Precisó
que las preguntas de Jesús a menudo son incomprensibles para nosotros, “pero
siguiéndolo a Él, caminando tras sus huellas y acogiendo el don de su amor que
transforma nuestra manera de pensar, también nosotros podemos aprender el
estilo de Dios: el servicio”.
“Esto
es lo que debemos anhelar: no el poder, sino el servicio. El servicio es el
estilo de vida cristiano”, afirmó.
Explicó que esto “no se trata de
una lista de cosas por hacer, como si, una vez hechas, pudiéramos considerar
que nuestro turno terminó”.
“El servicio nace del amor y el amor no conoce
fronteras, no hace cálculos, se consume y se da. No se limita a
producir para obtener resultados, no es una asistencia ocasional, sino algo que
nace del corazón, de un corazón renovado por el amor y en el amor”.
Cuando
aprendemos a servir, continuó el Santo Padre, “cada gesto de atención y
cuidado, cada expresión de ternura, cada obra de misericordia, se convierten en
un reflejo del amor de Dios. Y así continuamos la obra de Jesús en el mundo”,
añadió.
“Pidamos la intercesión de los nuevos santos”
A
continuación, subrayó que “bajo esta luz podemos recordar a los discípulos del
Evangelio que hoy son canonizados”.
A lo largo de la agitada historia de la humanidad,
“ellos fueron siervos fieles, hombres y mujeres que sirvieron
en el martirio y en la alegría, como el hermano Manuel Ruiz
López y sus compañeros. Son sacerdotes y consagradas fervientes de pasión
misionera, como el padre José Allamano, sor María Leonia Paradis y sor Elena
Guerra”.
Estos
nuevos santos, según el Pontífice, “vivieron según el estilo de Jesús: el
servicio. La fe y el apostolado que llevaron a cabo no alimentaron en ellos
deseos mundanos ni ansias de poder, sino que, por el contrario, se hicieron
servidores de sus hermanos, creativos para hacer el bien, firmes en las
dificultades, generosos hasta el final”.
“Pidamos
con confianza su intercesión, para que también nosotros podamos seguir a
Cristo, imitarlo en el servicio y convertirnos en testigos de esperanza para el
mundo”, concluyó.
Los nuevos santos
Entre
los nuevos santos se encuentra un sacerdote cuya intercesión llevó a la
curación milagrosa de un hombre mutilado por un jaguar, una mujer que convenció
a un Papa para que convocara una novena mundial al Espíritu Santo, una
religiosa apodada “la humilde entre los humildes” y 8 frailes y 3 laicos
asesinados en Siria por negarse a renunciar a su fe y convertirse al islam.
Se trata de Giuseppe Allamano, sacerdote italiano
fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata. Más de mil misioneros
han viajado hasta Roma para asistir a la Misa de canonización.
Allamano ha sido canonizado
después de que el Vaticano reconoció un milagro único atribuido a su
intercesión: la curación de un hombre que fue atacado por un jaguar en la selva
amazónica.
Conocida
como una “apóstol del Espíritu Santo”, Elena
Guerra ayudó a convencer al Papa León XIII de exhortar a todos los católicos a
rezar una novena al Espíritu Santo antes de Pentecostés, en 1895.
Guerra
es la fundadora de las Oblatas del Espíritu Santo, una congregación de
religiosas reconocidas por la Iglesia en 1882 que continúa hoy en día en
África, Asia, Europa y América del Norte.
La
hermana canadiense Marie-Léonie Paradis fundó las Pequeñas Hermanas de la
Sagrada Familia. El Papa Juan Pablo II llamó a Paradis la “humilde entre los
humildes” cuando la beatificó durante su visita a Montreal en 1984, la primera
beatificación que tuvo lugar en suelo canadiense.
La Iglesia también ha ganado 11 nuevos santos mártires que
fueron asesinados por negarse a renunciar a su fe cristiana y convertirse al
islam. Los “Mártires
de Damasco” fueron Manuel Ruiz López y 7 compañeros frailes y los
hermanos laicos Francisco, Mooti y Raffaele Massabki.
El Papa Francisco pide rezar por la “martirizada”
Palestina
Antes
de concluir esta celebración eucarística, el Santo Padre quiso dar las gracias
a todos los que han venido a honrar a los nuevos santos.
“El
testimonio de San Giuseppe Allamano nos recuerda la necesaria atención a las
poblaciones más frágiles y vulnerables. Pienso en particular en el pueblo
yanomami, en la selva amazónica brasileña, entre cuyos miembros tuvo lugar el
milagro vinculado a la canonización de hoy”, dijo a continuación.
En
este sentido, realizó un llamado “a las autoridades políticas y civiles para
que garanticen la protección de estos pueblos y de sus derechos fundamentales y
contra toda forma de explotación de su dignidad y de sus territorios”.
También precisó que hoy se celebra la Jornada Mundial de las
Misiones, cuyo lema “Id e invitad a todos al banquete” recuerda que el anuncio
misionero “consiste en llevar a todos la invitación a un encuentro festivo con
el Señor, que nos ama y quiere hacernos partícipes de su alegría esponsal”.
Por último, pidió seguir rezando por los pueblos que sufren
la guerra, utilizó por primera vez el calificativo de “maritirizada” para orar
por Palestina y también posó su mirada en Israel, Líbano, la martirizada
Ucrania, Sudán y Myanmar.
Los nuevos santos
Entre los nuevos santos se encuentra un sacerdote cuya intercesión llevó a la curación milagrosa de un hombre mutilado por un jaguar, una mujer que convenció a un Papa para que convocara una novena mundial al Espíritu Santo, una religiosa apodada “la humilde entre los humildes” y 8 frailes y 3 laicos asesinados en Siria por negarse a renunciar a su fe y convertirse al islam.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI