¿Sabes qué significa rezar con las manos juntas? Por su simbolismo, este gesto indica que se trata de una adecuada posición de las manos que ayuda a la oración
fizkes | Shutterstock |
¿Por
qué hay que rezar con las manos juntas? Dentro de la liturgia católica, todo
tiene un simbolismo. Además, es una adecuada posición de las manos que ayuda a
la oración.
El significado
de juntar las manos
En la antigüedad cristiana se acostumbraba a levantar las manos,
en postura de ofrecer o de recibir. Tal es la actitud de los orantes, como
vemos en los frescos de las catacumbas romanas y que todavía hoy se observa. El
sacerdote en algunos momentos de la misa levanta sus manos.
Posteriormente
se introdujo el uso de las manos juntas. Las manos juntas recuerdan el gesto
tan antiguo de atar las manos a los prisioneros (acción que aún se conserva hoy
con las esposas).
Los que iban a
ser martirizados iban con sus manos juntas y en esos momentos, con toda
seguridad oraban.
En el mundo romano, un capturado podía evitar la
muerte inmediata adoptando esta postura de las manos atadas, como en actitud de
súplica, pidiendo piedad.
Hoy
este gesto se ha sustituido con el gesto de izar una bandera blanca para
expresar rendición.
Se sabe
también que en la Edad Media, los vasallos prometían fidelidad a los señores
feudales uniendo las manos.
El cristianismo asumió este gesto
Por esto el cristianismo asumió el gesto como
signo de la obediencia total del hombre a la autoridad de Dios y las manos
unidas pasaron a expresar la sumisión del hombre respecto a su Creador.
Este gesto se conserva hoy en el rito de
ordenación: el ministro ordenado pone sus manos juntas entre las manos
del obispo.
La
actitud de tener las manos juntas es también el gesto de uno que se concentra
en algo, que interioriza sus sentimientos de fe. Es la postura de unas manos en
paz y no "distraídas" en el momento de orar.
Estar en la
presencia de Dios
Además
las manos juntas es señal de que se es consciente de estar en la presencia de
Dios; por tanto es un gesto de humildad, de actitud orante y confiada.
Es
el gesto más apropiado para la celebración litúrgica cuando las manos no deben
emplearse de otra manera en otros ritos. Y es una buena postura
a la hora de ir a comulgar.
Henry Vargas Holguín
Fuente: Aleteia