Cuando eran jóvenes, coincidieron en fiestas, con amigos en común. Nunca se volvieron a ver. 16 años después volvieron a coincidir, ambos consagrados a Dios y ayudando a otros jóvenes a discernir su vocación
sorelle adoratrici | Captura de Youtube. Dominio público |
Ambos narran -en un video de promoción vocacional- que cualquiera que
los vea hoy podría pensar que se conocieron en la Iglesia o en alguna actividad
pastoral; sin embargo, se conocieron en fiestas, por amigos en común, cuando
eran jóvenes.
Descubrir
a Jesús por medio del amor humano
El padre Gustavo Godínez odiaba a la Iglesia y, sin embargo,
fue el primero en recibir el llamado vocacional. En una ocasión asistió a unas
misiones -obligado por sus papás- y la experiencia y trato con las personas
despertó en él una inquietud por conocer más de Jesús.
El padre confiesa que leía la Biblia a escondidas porque no
quería que nadie supiera que estaba leyendo sobre Dios. Incluso menciona que,
regresando del antro, por las noches, continuaba leyendo el Evangelio.
Después de un tiempo decidió dedicar un año
completo a ser misionero y ahí tuvo un noviazgo, experiencia clave en su
proceso de discernimiento:
“Cuando terminé con ella Jesús me dijo ‘necesitabas aprender a
amar a una persona que puedes ver, tocar y sentir para que me amaras el resto
de tu vida a mí, a quien nunca vas a ver, tocar ni sentir. Fue un camino muy
bonito de descubrir a Jesús por medio del amor humano para después poder
entregarme a Él de una manera distinta”.
Al dar la noticia de que se iba de sacerdote, esos amigos que
ambos tenían en común no lo podían creer, incluida Sor Cordero de Dios. “Le
lavaron la cabeza”, pensaban.
Un
llamado de Jesús al corazón
Para Sor Cordero de Dios, la experiencia de conversión comenzó
gracias a un retiro que tomó por instrucción de su madre. Fue con los monjes
cistercienses. “De momento me causó mucho impacto porque es una vida muy fuerte
pero cuando regresé a mi vida normal yo ya no podía dejar de pensar en esta
vida de soledad, de silencio. Nuestro Señor me había llamado en el corazón”.
Antes de decidirse a entrar a la clausura con las
Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, la hermana se volvió muy asidua
en la oración.
La
actualidad
Más de 15 años después de haber dejado las
fiestas, las amistades y la vida que conocían hasta entonces, ambos se
reencontraron gracias a una experiencia de discernimiento vocacional en la que
están trabajando.
Sor Cordero actualmente tiene siete años en la vida religiosa
con las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento y
su vida ha cambiado por completo. “Las cosas ya no tienen el mismo valor. Desde
aquí uno las ve con los ojos de la verdad”.
Estoy muy feliz de estar
con nuestro Señor, en su presencia, de vivir con Él, de saber que vivo en su
casa; que no voy de visita sino que vivo con Él”.
Servir a Dios y morir a sí misma poco a poco para el
Señor es su paz y su alegría.
El padre
Gustavo fue ordenado hace dos meses y se dedica,
apasionadamente, a brindar acompañamiento espiritual a los jóvenes. “Como
sacerdote te toca estar en los momentos más importantes de la gente; en los
momentos de más dolor, pero también de más alegría y ese es uno de los regalos
más grandes para mí, poder compartir”.
Consejos para discernir la vocación
Al haber coincidido en el marco del verano vocacional -donde mujeres jóvenes acuden a vivir una experiencia de discernimiento con las Adoratrices Perpetuas- compartieron algunos consejos para que los jóvenes encuentren su vocación:
- Sentir un gran deseo se servir y entregarte, sobre todo a los más necesitados
- Reconocerte como un pecador misericordiado. “Experimentar la misericordia de Papá Dios que te abraza y de la cual puede surgir el amor para los demás”.
- Mantenerse en oración y en comunión
- Llevar un acompañamiento espiritual
- Asistir a un retiro
vocacional. “Conocer gente que está en el mismo proceso que tú y gente que
ya lo vivió y te puede aconsejar”.
Si te gustaría comenzar un proceso de discernimiento
vocacional puedes visitar la página de
las adoratrices, quienes pronto tendrán un retiro.
Majo
Frias
Fuente: Aleteia