El Papa Francisco reflexionó acerca del peligro y consecuencias del uso y tráfico de drogas en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, que se celebra este 26 de junio
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Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News |
A continuación, la catequesis del Papa
Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
Hoy se celebra el Día Internacional de la
Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, instituida por la
Asamblea general de las Naciones Unidas en 1987. El tema de este año es “La
evidencia es clara: debemos invertir en prevención”.
San Juan Pablo II afirmó que “el uso indebido
de drogas empobrece a todas las comunidades en las que se produce. Disminuye la
fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores estimados. Destruye la
voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor”. Esto hace el uso de
las drogas, el abuso de las drogas.
Pero recordemos, al mismo tiempo, que cada
tóxico-dependiente “trae consigo una historia personal distinta, que debe ser
escuchada, comprendida, amada y, en cuanto posible, sanada y purificada [...]
Siguen teniendo, y más que nunca, una dignidad en cuanto personas que son hijos
de Dios”.
Sin embargo, no podemos ignorar las malas
intenciones y acciones de los vendedores de drogas y de los narcotraficantes,
son los asesinos.
El Papa Benedicto XVI utilizó palabras severas
durante una visita a una comunidad terapéutica, así decía el Papa Benedicto:
“Digo a los que comercian con la droga que piensen en el mal que están
provocando a una multitud de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales:
Dios les pedirá cuentas de lo que han hecho. No se puede pisotear de esta
manera la dignidad humana”. La droga pisotea la dignidad humana.
Una reducción de la dependencia de las drogas
no se consigue liberalizando el consumo de drogas, esto es una fantasía, como
se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Si se liberiza, se
consume más.
Después de haber conocido tantas historias
trágicas de toxico-dependientes y de sus familias, estoy convencido de que es
moralmente correcto acabar con la producción y el tráfico de estas sustancias
peligrosas. ¡Cuántos traficantes de muerte hay, porque los traficantes de droga
son traficantes de muerte, movidos por la lógica del poder y del dinero a
cualquier precio! Esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y
muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.
La producción y el tráfico de drogas también
tienen un impacto destructivo en nuestra casa común. Por ejemplo, esto se ha
hecho cada vez más evidente en la cuenca amazónica. Otra vía prioritaria para
contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es la prevención, que se hace
promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que
construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los necesitados y
dando esperanza en el futuro.
En mis viajes apostólicos en las diversas
diócesis y países pude visitar varias comunidades de recuperación inspiradas
por el Evangelio. Son un testimonio fuerte y de esperanza del compromiso de
sacerdotes, consagrados y laicos para poner en práctica la parábola del Buen
Samaritano. Del mismo modo, me reconfortan los esfuerzos emprendidos por varias
Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas
en materia de tratamiento de las personas drogodependientes y de prevención para
frenar este flagelo.
A título de ejemplo, destaco la red de La
Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de Adicciones (PLAPA).
El estatuto de esta red reconoce que “la adicción al alcohol, a las sustancias
psicoactivas y a otras formas de adicción (pornografía, nuevas tecnologías,
etc.) … Se trata de un problema que nos afecta indistintamente, con
independencia de la diversidad de geografías y contextos sociales, culturales,
religiosos o de edad. A pesar de las diferencias, queremos organizarnos
como red: compartir experiencias, el entusiasmo y las dificultades” .
Menciono también a los obispos de África
Austral, que en noviembre 2023 convocaron una reunión sobre el tema “Capacitar
a los jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Los representantes de los
jóvenes presentes en el encuentro reconocieron esa reunión como “piedra miliar
significativa orientada hacia una juventud sana y activa en toda la
región”.
También prometieron: “Aceptamos el papel de
embajadores y defensores en la lucha contra el consumo de sustancia
estupefacientes. Pedimos a todos los jóvenes que sean siempre empáticos los
unos con los otros”.
Queridos hermanos y hermanas, ante la trágica
situación de tóxico-dependencia de millones de personas en todo el mundo, ante
el escándalo de la producción y del tráfico ilícitos de estas drogas, “no
podemos ser indiferentes. El Señor Jesús se ha detenido, se ha acercado, ha
curado las llagas.
En el estilo de su proximidad, también nosotros
estamos llamados a actuar, a detenernos ante las situaciones de fragilidad y
dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos
para levantar y traer de vuelta a la vida a aquellos que caen en la esclavitud
de la droga”. Y también, recemos por estos criminales, que dan la droga a los
jóvenes. Son criminales, son asesinos. Recemos por su conversión.
En este Día Mundial contra la Droga, como
cristianos y comunidades eclesiales recemos por esta intención y renovemos
nuestro compromiso. ¡Gracias!
Por Papa
Francisco
Fuente: ACI Prensa