¿QUIÉNES SON LOS “INCORRUPTIBLES”?

Los cuerpos de algunos santos no se descomponen, debido a lo que entendemos como una intervención especial de Dios

Archimadrid-Ignacio Arregui

En el caso de algunos hombres y mujeres santos, la preservación de sus cuerpos por parte de Dios es un signo de su santidad y un llamado a cada uno de nosotros a buscar la santidad.

El término "incorruptible", cuando se usa dentro de la fe católica, se refiere a cuerpos de santos que no se han descompuesto naturalmente con el tiempo. La incorruptibilidad es diferente de la preservación del cuerpo, como la momificación, el embalsamamiento o cualquier otro esfuerzo humano. Más bien, estos cuerpos –que a menudo han sido enterrados naturalmente durante décadas o siglos– muestran pocos o ningún signo de haber sido corrompidos. Además, se dice que algunos santos incorruptibles desprenden un olor dulce.

Como Autor de toda la naturaleza (incluidas las leyes de la ciencia), Dios claramente tiene el poder de preservar los cuerpos de quien él elija. La Iglesia considera a los incorruptibles como un signo de intervención divina –un hecho milagroso–, aunque este hecho por sí solo no eleva a un hombre o una mujer a la santidad (la canonización es un proceso largo que requiere la afirmación de varios milagros realizados por el santo). 

No todos los santos son incorruptibles, y si bien la incorruptibilidad es claramente una señal del poder de Dios que inspira reverencia entre los fieles, no se conoce ninguna razón específica por la cual los cuerpos de algunos santos son incorruptibles y otros no.

¿Quiénes son?

La primera incorruptible conocida es Santa Cecilia, una mártir romana que murió en la segunda mitad del siglo II. Cuando su cuerpo iba a ser trasladado a una nueva tumba, más de 600 años después, fue descubierta exactamente en la misma posición en la que se registró que fue enterrada.

Ella es solo una de una serie de santos conocidos por ser incorruptibles, incluidos Santa Catalina Labouré, San Carlos Borromeo, Santa Clara de Asís, San Francisco de Sales y muchos más. Algunos, como el cuerpo de Santa Catalina Labouré en París, pueden ser visitados para su veneración por peregrinos en iglesias de toda Europa y más allá.

Muchos escépticos ignoran el estado milagroso de estos cuerpos incorruptibles o dan una explicación científica inadecuada. Sin embargo, ninguna explicación más allá de la intervención directa de Dios en la descomposición natural de estos cuerpos puede explicar plenamente los cuerpos de estos hombres y mujeres santos que han permanecido prácticamente intactos durante tantos años.

Caitlin Bootsma

Fuente: Aleteia