En su discurso a los miembros del consejo nacional del Movimiento de Scouts Católicos Adultos, el Papa Francisco lamentó que actualmente se vida una “dramática desnatalidad” y alentó a cuidar la vida siempre, trabajando para que esta sea siempre digna.
Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa. Dominio público |
El Papa
Francisco comentó que “la cuna nos recuerda el amor por la vida que nace.
Vivimos en una época de una dramática desnatalidad. La edad media
de los italianos es de 46 años, la de los albaneses de 23”.
Con esta
situación “parece que el hombre ha perdido el gusto por generar y cuidar de los
demás, y quizá también el gusto por vivir. Una cuna, en cambio, simboliza la
alegría de un niño que viene al mundo, el compromiso para que crezca bien, la
expectativa y la esperanza por lo que puede llegar a ser”.
“La cuna nos
habla de la familia, nido que acoge y es seguro para los niños, comunidad
fundada en la gratuidad del amor; pero también nos habla del cuidado de la vida
en cada etapa, especialmente cuando el paso de los años o las dificultades en
el camino hacen a la persona más vulnerable y necesitada”.
Sobre la
carpintería, el Papa Francisco recordó que en el pasado era también el lugar de
trabajo de Jesús en Nazareth. En un mundo como el actual, “en el que se habla
tanto, quizá demasiado, de fabricar armas para la guerra”, la carpintería “nos
recuerda la vocación fundamental del hombre a transformar los dones de Dios no
en medios de muerte, sino en instrumentos de bien”.
Esta
iniciativa habla entonces del “esfuerzo común por construir una sociedad justa
y pacífica, en la que todos tengan la posibilidad de una vida digna. La
dignidad de la vida: trabajar por la dignidad de la vida”.
Sobe
el bosque, el Papa Francisco resaltó la importancia de cuidar la casa común con
respeto y amor, valores de los scouts que “necesitamos tanto hoy, cuando nos
encontramos cada vez más impotentes ante las consecuencias de una explotación
irresponsable y miope del planeta”.
Esta mañana el
Santo Padre también recibió a los miembros del grupo “Ciudades Patrimonio de la
Humanidad” de España, a quienes entregó su saludo.
“Pienso que nuestro
interés por el patrimonio no puede quedarse en el ámbito artístico-cultural,
sino que ha de tener una perspectiva más amplia, acogiendo la integridad de la
persona que recibe este legado y de los pueblos que nos lo han trasmitido”,
dijo el Papa Francisco.
“Las
situaciones históricas —con sus luces y sus sombras— nos hablan de hombres y
mujeres reales, de sentimientos auténticos, que deben ser para nosotros
lecciones de vida, por encima de piezas de museo”, agregó.
El Santo Padre
dijo además que “son los sufrimientos y los anhelos de las personas que han
construido a lo largo de tiempo sus ciudades, el mestizaje de culturas y de
civilizaciones que se han ido sucediendo en ellas, y como no, su fe en Dios, lo
que hace latir su corazón con pasión”.
“Pido al Señor
que, junto a la belleza de sus ciudades, el Señor les conceda la gracia de
trasmitir la fe, la esperanza y la caridad de sus gentes”.
“Que la
contemplación de los distintos monumentos permita recapacitar —tanto a quienes
las habitan como a los que las visitan— sobre la prudencia y la fortaleza que
hizo posible su realización”, para así tener “un ojo en el pasado y otro en el
futuro, para tener siempre las manos en el presente que nos cuestiona cada
día”, concluyó el Papa Francisco.
Por Walter
Sánchez Silva
Fuente. ACI