Aunque sea de manera remota, el atuendo blanco papal tiene su origen en la localidad soriana de Osma, y más concretamente en Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos
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El blanco es el color característico de la vestimenta de un papa. Según
cuenta la leyenda, se
debe a San Fabián, elegido
Pontífice a mediados del siglo III tras posarse sobre su hombro una paloma
blanca, aunque la realidad es distinta.
El uso del alba blanca (especie de sotana sobre la que se ponen el resto de
vestiduras) es también conocido desde antiguo. En un primer momento, tras la
autorización del emperador Constantino para
practicar el cristianismo, los pontífices llevaban una clámide de color púrpura, el color
utilizado por los emperadores romanos. Pero diversos papas mostraron
reticencias a su uso.
El santo español, Domingo de Guzmán, causante
indirecto de que los papas vistiesen de blanco
Aunque sea de manera remota, el atuendo blanco papal tiene su origen en la
localidad soriana de Osma. En la Edad Media, los canónigos de
la Catedral de Osma se distinguían por la sotana
blanca con una capa y una capucha negra. Entre ellos se encontraba Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los
Predicadores (más conocido como los dominicos) en 1215 y uno de los personajes más brillantes
que ha conocido la Catedral de Osma.
Santo Domingo de Guzmán dudaba sobre cómo debían vestir los miembros de la
orden que había fundado, por lo que decidió finalmente que simularan su
atuendo: una
sotana blanca y una capa negra.
Tres siglos y medio más tarde, en 1556, el fraile dominico Michele
Ghislieri es elegido Sucesor de Pedro con el nombre de Pío V. Como dominico,
empleaba el atuendo que había impuesto el fundador de la orden, Santo Domingo
de Guzmán. Por
ello, cuando los cardenales que le eligieron Pontífice le mostraron la
túnica roja propio del Sucesor de Pedro, Ghislieri rechazó la propuesta
por su condición dominica, por lo que optó por continuar haciendo
uso del color blanco que distinguía a su orden y finalmente se impuso esta
tradición hasta nuestros días.
Pureza y santidad de vida
Por lo menos esto dice una tradición. En realidad, San Pío V se limitó a
continuar usando el hábito blanco de su orden bajo la túnica papal, como
un signo
no solo de afecto por la familia en la que había madurado su vocación
religiosa, sino también como un signo de humildad: a pesar de
la autoridad con la cual las túnicas papales lo cubrían, él todavía era un
humilde fraile.
El blanco además parece ser el color más adecuado para la figura de un
papa, ya que hace referencia
a la pureza y la santidad de vida. El color del manto que en
ocasiones suele lucir el Pontífice es rojo, que simboliza la sangre derramada
de Cristo por el perdón de los pecados y a los apóstoles. Por ello lo
utilizan sus sucesores directos, tanto el Papa (sucesor de San Pedro) como los
obispos (descendientes de los apóstoles). De hecho, los Papas son
enterrados con una vestimenta roja para evidenciar la sucesión apostólica de la
sede romana y en referencia a la muerte de Cristo.
Las vestimentas y ornamentos que recuperó Benedicto XVI
Durante el Pontificado de Benedicto XVI, el cardenal alemán recuperó antiguas vestimentas que habían caído en desuso. Entre ellos destaca los zapatos rojos que con frecuencia lucía Ratzinger en sus apariciones públicas, que eran empleadas desde Pablo VI. En el año 2005, poco después de su elección, Benedicto XVI también hizo uso del camauro, el sombrero papal empleado generalmente durante el invierno, y que no se había vuelto usar desde la época de Juan XXIII.
El cardenal
Ratzinger también se caracterizó por recuperar la muceta, una prenda
corta que llega hasta los codos y con botones en la parte delantera. Mientras
que sus antecesores habían optado únicamente por la roja, utilizada en verano,
Benedicto XVI restableció el uso de las otras dos variantes: la de invierno
y la Pascual las cuales no se habían utilizado desde tiempos de Pablo VI. La
muceta papal de invierno está confeccionada con terciopelo rojo y adornada con
armiño blanco, mientras que la muceta papal de verano es de seda roja. Por su
parte, la muceta la blanca, reservada para la Pascua está elaborada en seda de
damasco blanca, y bordeada con piel de armiño.
Fuente: Ecclesia