El Papa desafía con sus mensajes de paz «los malentendidos de quienes están cerca y lejos» y continúa poniendo «en el centro el carácter sagrado de la vida»
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Foto: CNS |
Hace exactamente 13 años, el entonces arzobispo de Buenos Aires,
Jorge Mario Bergoglio, fue elegido por los cardenales para guiar la barca de Pedro.
En un artículo publicado en el medio de comunicación oficial del Vaticano,
la página web Vatican News, su responsable editorial,
Andrea Tornielli, ha destacado que el pontificado de Francisco se ha fraguado a
partir de la «misericordia» y «la paz».
En un mundo «entregado a una loca carrera armamentista» y
caracterizado por la ausencia «cada vez más evidente de iniciativa política y
de liderazgo», la voz solitaria del Papa sigue «pidiendo silenciar las armas e
invocar el coraje para favorecer caminos de paz», ha afirmado Tornielli.
En efecto, el pontífice no pierde ocasión para reclamar un alto el
fuego en Tierra Santa, donde a la masacre despiadada del 7 de octubre llevada a
cabo por los terroristas de Hamas le siguió la trágica matanza en Gaza.
Sigue pidiendo silenciar las armas en el trágico conflicto que
estalló en el corazón de la Europa cristiana, en Ucrania destruida y
atormentada por los bombardeos del ejército ruso agresor. Continúa pidiendo la
paz en otras partes del mundo donde los conflictos olvidados que constituyen
las partes cada vez más grandes de un conflicto global se luchan con una
violencia indescriptible.
Tornielli ha comentado también las últimas declaraciones del Papa
en las que abogaba por una solución diplomática del conflicto en Ucrania y que
han despertado la polémica entre las autoridades y líderes eclesiásticos de ese
país invadido por Rusia.
«Con lucidez y realismo» —ha señalado el periodista italiano que
maneja los hilos de la comunicación vaticana— el Papa dijo que «el que tiene el
coraje de negociar», porque «negociar es una palabra valiente», es «más
fuerte».
Francisco ha desafiado —según Tornielli— «los malentendidos de
quienes están cerca y lejos» y continúa poniendo «en el centro el carácter
sagrado de la vida», mostrando su cercanía a las víctimas inocentes y
denunciando «los intereses económicos sucios que mueven los hilos de las
guerras encubriéndose en hipocresía».
Tornielli ha invitado a echar la vista atrás hacia estos últimos
once años de pontificado para comprender «el valor profético de la voz de
Pedro». Y hace un elenco con los mensajes más destacados del Papa: La alarma,
lanzada por primera vez hace dos décadas, sobre la Tercera Guerra Mundial a
pedazos; La encíclica social Laudato si’ (2015), que mostró cómo el
cambio climático, las migraciones, las guerras y la economía que mata son
fenómenos interconectados entre sí y solo pueden abordarse a través de una
mirada global; La gran encíclica sobre la fraternidad humana (Fratelli tutti,
2020), que indicó el camino para construir un mundo nuevo basado en la
fraternidad, quitando una vez más cualquier coartada al abuso del nombre de
Dios para justificar el terrorismo, el odio y la violencia. Y, por último, la
referencia constante en su enseñanza a la misericordia, que teje todo la red de
un pontificado misionero.
El testimonio de la misericordia representa, pues, un elemento
fundamental de este «amor salvífico de Dios» que es «previo a la obligación
moral y religiosa», según Tornielli.
Asimismo ha señalado que aquellos que aún no han entrado en
contacto con el hecho cristiano, como ya observó lúcidamente Benedicto XVI en
mayo de 2010, difícilmente se «sentirán impresionados y fascinados por la
afirmación de normas y obligaciones morales, por la insistencia en las
prohibiciones, por las detalladas listas de pecados, condenas o apelaciones
nostálgicas a los valores del pasado». Por eso ha remachado que en el origen
«de la acogida, de la cercanía, de la ternura, del acompañamiento, en el origen
de una comunidad cristiana capaz de abrazar y escuchar, está el eco de la
misericordia» de Dios.
Finalmente, Tornielli ha instado a leer bajo la perspectiva de la
misericordia los gestos del Papa, «incluso aquellos que provocaron en algunos
las mismas reacciones de escándalo que provocaron los gestos de Jesús hace dos
mil años», para descubrir su profundo poder evangelizador y misionero.
Victoria Isabel
Cardiel C.
Fuente: Alfa y Omega