DE LOS CAMPOS DE REFUGIADOS DEL CONGO A PÁRROCO DE PUEBLO EN ALICANTE: «QUIERO DESPERTAR A LA GENTE»

El padre Juan Berchmans es desde hace más de 20 años párroco de San Jaime, Relleu y Orxeta, en la provincia de Alicante. 

Juan Berchmans, párroco de Relleu, en Alicante,
con el pueblo al fondo. Dominio público
Nació en Congo y se crió en Ruanda, de donde salió durante la guerra en 1994, cuando era un joven sacerdote recién ordenado. En su infancia y adolescencia, nunca se le ocurrió que viajaría alguna vez a Europa o países lejanos.

Como sacerdote novato pasó 3 años en los campos de refugiados ruandeses en el este del Congo, en un campo con 60.000 desplazados.

Además de la miseria y el exilio y el riesgo de violencia, un gran problema humano y espiritual en esos campos, explica, es que la gente no tenía ni proyectos ni ánimos. "Muchos refugiados se levantaban y estaban sentados doce horas ante las chozas de plástico, hundidos, sin hacer nada. Pero ahí vi el bien que hacía la Renovación Carismática Católica. 

Los carismáticos organizaban una oración diaria y daban mucho ánimo a la gente con su música y las canciones. También visitaban las chozas, a los niños que vivían juntos en una choza sin adultos, a los enfermos de malaria. A veces repartían comida, otras llevaban enfermos al dispensario... eso me gustaba, y yo les acompañaba". Ya conocía la Renovación de su paso por el Seminario, pero entre los refugiados pudo verla en acción en las circunstancias más duras.

Después, la violencia llegó a los campos, que fueron bombardeados y destruidos. Berchmans se refugió, como muchos otros, en plena selva, durante dos años. Después llegó a Nairobi, en Kenia, donde mejoró su inglés. Unos amigos le pusieron en contacto con la diócesis de Alicante y así llegó a España.

Contacto con la vida en España

"Además del choque de la lengua y la cultura, lo que más me extrañaba de España es que sólo iba gente mayor a la iglesia, no había casi jóvenes. De los españoles me gustó que eran acogedores y amistosos, mucho más cercanos y abiertos que los franceses y belgas que yo había conocido", explica a ReL.

Primero pasó cuatro años como vicario en una parroquia de Benidorm, donde su dominio del inglés y el francés le ayudó a atender a muchos turistas y expatriados.

Después, ya como párroco, llegó a Relleu, que tiene unos 1.500 habitantes, la mitad de ellos extranjeros. Sigue celebrando entierros y bodas con ingleses y franceses en Benidorm y Villajoyosa. Las bodas le gustan más, porque disfruta con los jóvenes. "Empiezo mi temporada de bodas en abril, hasta noviembre; muchos son irlandeses, que vienen a casarse en España. Casi siempre son religiosos de verdad, se nota cuando se confiesan", explica.

Entre los jóvenes españoles, ve que hacen catequesis, se confirman y luego desaparecen de la parroquia. Algunos bebés que bautizó son hoy adultos jóvenes: los ve en la calle, pero solo acuden a la iglesia para un par de fiestas al año.

Lleva años sirviendo a sus feligreses y cuenta con el cariño del pueblo, pero él querría "despertar a la gente y acercarla a Jesucristo, que es el único Salvador", dice. "Hay gente que cree que está bien, que tiene dinero, o seguro médico, que no le falta nada material. ¡Pero les falta Jesucristo! En Alicante hay mucha gente con dinero, pero espiritualmente pobre", apunta.

Ahora organiza unas jornadas de misión, oración y evangelización con el popular sacerdote indio James Manjackal, muy conocido en la Renovación Carismática mundial por sus oraciones de sanación, y sus predicaciones, a menudo del kerigma, otras veces avisando contra falsas espiritualidades orientales o de Nueva Era. Ha predicado por todo el mundo, en zonas muy descristianizadas de Europa y también en países musulmanes. "Manjackal y la Renovación tienen fuerza para despertar a la gente", cree el párroco africano.

Pablo J. Ginés,

Fuente: ReL