Se nos "pide discernir cómo la creatividad del hombre que se confía a sí mismo puede ejercerse de modo responsable"
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La audiencia del Papa a los Miembros de la Pontifica Academia para la Vida (Vatican Media) |
El Papa recibe a los participantes en la sesión
plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, reunidos desde hoy y hasta el
próximo miércoles para reflexionar sobre un modelo antropológico que armonice
la diversidad de disciplinas evitando la "hegemonía tecnocrática hegemonía
tecnocrática".
En la era de la inteligencia
artificial, en la que se teme que los algoritmos se conviertan en un criterio
dominante de los asuntos humanos, es necesario recomprender la relación entre
el hombre y la máquina. Y para ello es crucial entender "lo que califica
al ser humano", su naturaleza más profunda. Esta es la consideración de
fondo de la que parte la reflexión de la Pontificia Academia para la Vida, que,
desde hoy y hasta el miércoles, celebrará una asamblea general sobre el tema
“Human. Meanings and Challenges”. Y es la misma consideración de la que parte
el Papa en su discurso a los participantes en la asamblea plenaria de esta
mañana, 12 de febrero.
Un horizonte
más amplio
En primer lugar, Francisco define
como no "plausible" distinguir entre "procesos naturales y
procesos artificiales", donde los primeros son los únicos
"auténticamente humanos" mientras que los segundos son "ajenos o
incluso contrarios a lo humano".
Lo que hay que hacer, más bien, es
inscribir el conocimiento científico y tecnológico en un horizonte de sentido
más amplio, conjurando así la hegemonía tecnocrática.
Esta deriva -es decir, la
pretensión, dice, de "reproducir al ser humano con los medios y la lógica
de la técnica"- se puede notar hasta en el relato bíblico y antiquísimo de
la Torre de Babel. El Papa se aleja del tópico habitual y apresurado de que se
trató de un "castigo destructivo". Por el contrario, explica, la
intervención de Dios en aquella circunstancia fue una "bendición
propositiva".
En efecto, esto manifiesta un
intento de corregir la deriva hacia un "pensamiento único" a través
de la multiplicidad de lenguas. Los seres humanos se enfrentan así al límite y
a la vulnerabilidad y son llamados a respetar la alteridad y el cuidado
recíproco.
Creatividad
"responsable"
Existe, observa Francisco, en los
hombres y mujeres hipertecnológicos de hoy, que construyen "máquinas
parlantes", la "tentación insidiosa" de "sentirse
protagonistas de un acto creador" semejante al divino y por ello, afirma,
se nos "pide discernir cómo la creatividad del hombre que se confía a sí
mismo puede ejercerse de modo responsable". Para ello es necesario,
prosigue, "desarrollar una cultura que, integrando los recursos de la
ciencia y de la técnica, sea capaz de reconocer y promover al ser humano en su
irrepetible especificidad".
Liberarse
del "indietrismo"
El Papa señala dos vías para
proceder en esta "tarea cultural". La primera, se basa en el
"intercambio transdisciplinar", un "taller cultural"
constituido por "un intercambio recíproco" que reelabore los
conocimientos y supere, “la yuxtaposición de los saberes" mediante
"la escucha mutua y la reflexión crítica", indica. La segunda
modalidad es evidente, reconoce Francisco, en el "proceder sinodal"
de la Pontificia Academia.
Se trata de un estilo de
investigación exigente, porque implica atención y libertad de espíritu,
apertura a aventurarse por caminos inexplorados y desconocidos, liberándose de
todo indietrismo estéril".
En esta línea,
concluye el Papa, "el cristianismo ha ofrecido siempre importantes
aportaciones, tomando de cada cultura en la que se ha insertado las tradiciones
de sentido que encontraba inscritas" y "reinterpretándolas a la luz
de la relación con el Señor, que se revela en el Evangelio, y sirviéndose de
los recursos lingüísticos y conceptuales presentes en los contextos
individuales".
Alessandro De Carolis - Ciudad del
Vaticano
Vatican News