El obispo local se ha ofrecido como rehén a cambio de las religiosas: «Por favor, tómenme en su lugar. Estoy dispuesto»
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Dominio público |
La supuesta petición de rescate se
ha producido después de que el Papa se pronunciara sobre el caso. Durante el
rezo del ángelus, el pasado domingo, Francisco expresó su «dolor» por el rapto y pidió
«vivamente su liberación». También «rezo por la concordia social en el país e
invito a todos a que cese la violencia que provoca tanto sufrimiento a esa
querida población».
Por su parte, el obispo local se ha
ofrecido como moneda de cambio para que las religiosas y las otras dos personas
puedan ser liberadas. «Por favor, tómenme en su lugar. Estoy dispuesto», ha
expresado Pierre-André Dumas, a través de Vatican News.
Las ocho personas, de las que no han
sido revelados detalles —sí se sabe que las hermanas pertenecen a la Congregación de las Hermanas de Sainte-Ann—, fueron
secuestradas el pasado viernes cuando se dirigían en autobús a un centro
educativo en Puerto Príncipe, según la Conferencia Haitiana de Religiosos
(CHR).
«Estos secuestros son uno más y
llenan de tristeza y espanto a las personas consagradas y de buena voluntad de
Haití», ha lamentado la CRH en un comunicado en el que ha invitado a todos los
cristianos del país a «formar una cadena de oración» en «este momento
doloroso».
También la Oficina de Protección del
Ciudadano (OPC) ha condenado en una nota estos hechos, que ha considerado una incitación
a la profanación generalizada. En este contexto, ha pedido a las autoridades
hacer todo lo posible para liberar a los rehenes, pues «es responsabilidad del
Estado garantizar la vida, los bienes y a los ciudadanos sin distinción».
La congregación religiosa lleva en
el país desde septiembre de 1944. Las primeras Hermanas de Sainte-Anne,
procedentes de la diócesis de Montreal, recalaron en la diócesis de Les Cayes,
en el sur de Haití, y, desde entonces, llevan a cabo trabajos vocacionales,
parroquiales, educativos, sociales, de alfabetización y sanitarios, entre
otros.
José
Calderero de Aldecoa
Fuente:
Alfa y Omega