En tantos años de trabajo, dedicó su vida a los jóvenes, especialmente a los más necesitados, con el corazón del Buen Pastor, convirtiéndose para ellos, al igual que Don Bosco, en «Padre, Maestro y Amigo».
El misionero salesiano Léopold Feyen. Dominio público |
Durante los aproximadamente cuarenta años de misión en la
República Democrática del Congo, dedicó sus energías también a la obra de la
«Ciudad de los Jóvenes» en Lubumbashi, una de las mejores escuelas técnicas del
Katanga, que ofrece cursos de carpintería, mecánica automotriz, construcción,
soldadura, mecánica y agricultura, e incluye un internado para sesenta jóvenes.
Su muerte ha entristecido profundamente a la comunidad local. El
Padre Feyen, conocido por todos como «Koko Pol», era anciano y tenía problemas
de salud. Aunque ya no ocupaba funciones de liderazgo en la comunidad local,
aún supervisaba la gestión de los huertos cultivados para producir frutas y
verduras destinadas a las escuelas.
En tantos años de trabajo, dedicó su vida a los jóvenes,
especialmente a los más necesitados, con el corazón del Buen Pastor,
convirtiéndose para ellos, al igual que Don Bosco, en «Padre, Maestro y Amigo».
La Visitaduría salesiana «África Congo Congo» (ACC) expresó su
pesar a través de un comunicado, en el que invitan a ofrecer oraciones por el
Padre Léopold Feyen y su familia, y en el que se pide a los salesianos que
recuerden su memoria, de acuerdo con el artículo 54 de las Constituciones
Salesianas y el artículo 76 de los Reglamentos.
Fuente: ANS/InfoCatólica