La reducida Iglesia de Mongolia, apenas 1500 bautizados, tiene un vínculo muy fuerte con la diócesis china de Ningxia, donde vivió hasta hace tres años el único obispo mongol (clandestino) de la historia de la Iglesia Católica.
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Mons. Tegusbilig. Dominio público |
Monseñor
Tegusbilig, también conocido por el nombre de Ma Zhongmu, fue encarcelado durante 11 años por
negarse a unirse a la Asociación Patriótica (la Iglesia Católica
dependiente del Gobierno chino). Tras la Revolución Cultural se encargó de
reunir como pastor al disperso rebaño de católicos, uno a uno. Tradujo la
Biblia y el Misal Romano.
Fidelidad al Evangelio
El
único obispo de etnia mongola que ha tenido la Iglesia hasta ahora fue un
prelado clandestino que murió hace apenas tres años y que, en Ningxia, China,
en la convulsa historia del siglo XX, fue un extraordinario testigo de fidelidad al Evangelio y
un gran promotor del encuentro entre la fe y la cultura mongolas.
Su
nombre mongol era Agtaqin Tegusbilig, pero también se le conoce por su nombre
chino, Ma Zhongmu. Nació el 1 de noviembre de 1919 en la ciudad de Borobalgasu
(Chengchuan), al sur de Ordos, en Mongolia Interior. En su misión, los
misioneros Scheut habían logrado el pequeño milagro de tener juntos a creyentes mongoles y chinos
Han.
Bautizado
con el nombre cristiano de Joseph, hasta los doce años Tegusbilig ayudó a su familia a pastorear el
ganado, parte del cual pertenecía a la misión católica. En 1935, ingresó en
el seminario menor de San Sheng Gong y luego pasó a los seminarios mayores de
Hohhot y Datong (en Shanxi) para terminar sus estudios teológicos.
Fue
ordenado sacerdote el 31 de julio de 1947 por el obispo belga Charles van
Melckebeke, entonces obispo de Ningxia, que más tarde sería expulsado como todos los
misioneros extranjeros en 1952. Joseph Tegusbilig asistía a la
universidad católica Fu Ren (entonces en Beijing).
Pero,
la campaña de "supresión de los elementos contrarrevolucionarios"
lanzada en toda China le convenció para que regresara a la provincia de
Ningxia, sin terminar sus estudios. Durante unos años ejerció allí su
ministerio hasta que, por negarse a unirse a la Asociación Patriótica, fue condenado a trabajos
forzados en 1958 como "líder de la camarilla
contrarrevolucionaria".
Como el Buen Pastor
Cumplió
ocho años de cárcel, a los que se añadieron otros tres tras pronunciar una
"homilía" ante el director de la prisión. Fue liberado el 20 de abril
de 1969 y regresó a su ciudad natal: trabajó como obrero en un programa de
irrigación agrícola. Hasta 1979 no pudo reanudar su ministerio sacerdotal,
momento en el que salió
literalmente a buscar a todos los católicos de la región de Ordos para
devolverlos a la Iglesia.
Su
ministerio pastoral se dirigía tanto a los católicos han como a los católicos
mongoles de la zona. El obispo Ma conocía las preocupaciones de la gente y los
buscaba uno a uno, familia por familia. No tenía caballos ni otros vehículos,
iba a pie; a veces tenía
que caminar todo el día para encontrarse con un anciano católico en
una zona remota.
La
visita del obispo les reconfortaba, les animaba diciéndoles: 'No se preocupen,
Dios no nos olvida, somos libres'. Era la viva imagen del Buen Pastor del Evangelio y los
fieles católicos le llamaban "santo". El 8 de noviembre de 1983 fue
consagrado secretamente obispo de la diócesis de Ningxia, sin que las
autoridades lo reconocieran.
No
sólo se preocupó por la vida espiritual de los fieles, sino que también trabajó
para mejorar sus condiciones de vida. Experimentó con todo tipo de cultivos en
la granja de la iglesia y luego enseñó a los demás cómo plantar, qué plantas
crecen con facilidad y son más valiosas. Se hizo cargo de algunos huérfanos y ofreció apoyo a
unos cincuenta estudiantes hasta que completaron su educación básica.
Construyó
una nueva iglesia en la zona de Chagantologai en 1987, que hasta 2014 siguió
siendo la única iglesia mongola, un signo de esperanza para los católicos de
este pueblo. Otra de sus actividades más importantes fue la traducción de
textos religiosos al mongol. Además de los himnos litúrgicos, a los que también
puso música, se dedicó a
traducir las lecturas de la misa diaria, la Biblia, el Misal Romano, pero
también la historia de las apariciones marianas en todo el mundo.
Se
retiró de su ministerio como obispo en 2005, continuando como sacerdote entre
su pueblo hasta que un derrame cerebral le obligó a guardar cama en 2016. Murió el 25 de marzo de 2020, a la edad de 101 años.
Fuente: ReL