El cardenal Giorgio Marengo ha concedido una entrevista a los medios vaticanos a pocos días de la llegada del Papa a Ulán Bator: "Nos hará sentir el centro de la Iglesia"
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Foto: Vatican Media. Dominio público |
En una
entrevista a los medios vaticanos, el cardenal Giorgio Marengo, prefecto
apostólico de Ulán Bator, ha sido claro ante el próximo viaje del Santo Padre: “Es una gracia especial y un gran honor […]
poder tener entre nosotros el Papa es un don inmenso”. Es la primera vez que un
Pontífice llega a Mongolia y por eso “desde un punto de vista idealista puede
remontarse a
un acontecimiento que tuvo lugar hace 800 años, cuando el papa Inocencio IV
envió al monje Giovanni da Pian del Carpine, como su mensajero de paz a los
mongoles a las puertas de Europa”.
Pero, ¿qué espera el
joven cardenal de este próximo viaje del Papa? Marengo cree que “ayudará especialmente a los fieles católicos
mongoles a sentirse verdaderamente en el corazón de la Iglesia.
A nosotros, que vivimos geográficamente en una zona del mundo muy periférica,
la presencia del Papa nos hará sentir no lejanos, sino cercanos, en el centro
de la Iglesia. Y
además será importante para el fortalecimiento de las relaciones entre la Santa
Sede y el Estado mongol, que ya son buenas”
¿Cómo se
está preparando la Iglesia para acoger el Pontífice? Entusiasmo y fervor son las dos palabras que
ha utilizado el cardenal: “Esta visita es muy importante para
nosotros y por eso hemos querido precederla de la peregrinación con la estatua
de la Virgen María que fue encontrada, hace algún tiempo, en un vertedero del
norte del país por una pobre mujer no cristiana. Esta estatua visitó las distintas comunidades
católicas donde se rezó el Santo Rosario para invocar bendiciones en este viaje”.
Los católicos en
Mongolia son alrededor de unos 1.500, reunidos en 8 parroquias y una capilla.
Cinco de ellas están situadas en la capital y las demás en zonas más
periféricas: “El
70% de las actividades de la Iglesia se dedican a proyectos de promoción humana
integral: desde la educación a la asistencia sanitaria, pasando
por la atención a las personas más frágiles. Pero también se ocupa de la vida de fe, que se
realiza a través del pre-catecumenado, el catecumenado, la vida litúrgica y la
catequesis permanente”.
Mongolia
vive en un permanente diálogo interreligioso y el cardenal italiano tiene claro
que es algo que “siempre ha marcado la experiencia eclesial en el país. La Iglesia se encuentra en una situación de
absoluta necesidad de relaciones con los fieles de otras tradiciones religiosas”.
Es por esta
razón que esta dimensión de la sinodalidad “forma parte de nuestra experiencia eclesial”:
“La dinámica de consultar a todos los componentes eclesiales pertenece a la
práctica de esta Iglesia. Es bueno sentirse en plena sintonía con todo
el mundo católico en esta etapa en que la Iglesia universal se detiene a
reflexionar más sobre la sinodalidad”.
Fuente: ECCLESIA