Audiencia del Santo Padre a los participantes en la Asamblea General de Cáritas Internacional, del 11 al 16 de mayo
Al final del encuentro, el Papa saludó individualmente a los participantes. (Vatican Media) |
El Pontífice agradeció el compromiso de la
institución y les pidió vivir la diversidad como una riqueza, la pluralidad
como un recurso.
“No debemos olvidar que el origen de toda
nuestra actividad caritativa y social es Cristo, y que ‘él, que había amado a
los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin’” (Jn 13,1). Es
el recordatorio del Papa Francisco en el discurso entregado a unos 400 asistentes
a la Asamblea General de Cáritas Internacional, a quienes recibió en audiencia
en la mañana de este jueves 11 de mayo.
En su texto, Francisco recuerda la solicitud
del Venerable Pío XII y la preocupación de toda la Iglesia por la familia
humana frente a los horrores y devastaciones de la Segunda Guerra Mundial.
Movido por un espíritu profético, Pío XII se pronunció en favor de la
institución de un organismo que sostuviera, coordinara e incrementara la
colaboración entre las ya numerosas organizaciones caritativas por medio de las
cuales la Iglesia universal anunciaba y testimoniaba, con gestos y palabras, el
amor de Dios y la predilección de Cristo por los pobres, los últimos, los
descartados.
Francisco también menciona que “San Juan Pablo
II quiso evidenciar el estrecho vínculo que, desde los inicios, unió a Caritas
Internationalis con los Pastores de la Iglesia y, en particular, con el
Sucesor de Pedro, que preside la caridad universal”. “Lo hizo, sobre todo,
evocando la fuente del amor por la Iglesia, la entrega con la que Cristo se
hizo don para los suyos durante la última cena”, agrega.
El Obispo de Roma subraya la importancia de
volver a la fuente (el amor de Dios por nosotros) porque la identidad de
Cáritas depende directamente de la misión que ha recibido. Lo que la distingue
de otros organismos que trabajan en el ámbito social es su vocación eclesial,
su tarea de ayudar y colaborar con los obispos en el ejercicio de la caridad
pastoral, en comunión con la Sede Apostólica y en sintonía con el Magisterio de
la Iglesia”.
El Obispo de Roma manifiesta su gratitud por el
trabajo que están desarrollando sobre la asociación y la cooperación fraterna,
como pilares de la identidad católica de Cáritas, y los exhorta a seguir
adelante en este camino.
La caridad es el camino más perfecto
Para animarlos a perseverar con corazón
generoso y renovada esperanza en este compromiso al servicio de la caridad, los
invita a releer con atención la Exhortación apostólica postsinodal Amoris
laetitia. “El capítulo cuarto, en particular, explica Bergoglio, si bien se
refiere a la vida familiar y matrimonial, contiene algunos puntos que pueden
ser útiles para orientar el trabajo que les espera en el futuro y dar un nuevo
impulso a su misión”.
Escribiendo a la comunidad de los cristianos de
Corinto, remarca el Pontífice, San Pablo afirma que la caridad es el «camino
más perfecto» (1 Co 12,31) para conocer a Dios y comprender qué es lo
esencial de la vida cristiana.
Salir de la autorreferencialidad, abrirse al
diálogo
Ante la pregunta “¿Quieres saber si un
cristiano vive la caridad?”, el Santo Padre contesta: “Entonces, mira si está
dispuesto a ayudar de buen grado, con una sonrisa en los labios, sin quejarse
ni enfadarse”.
“La caridad es paciente —escribe Pablo—, y la
paciencia es la capacidad de sostener las pruebas inesperadas, las fatigas
cotidianas, sin perder la alegría y la confianza en Dios. Por eso es el
resultado de un trabajo lento del espíritu, en el que se aprende el dominio de
sí, tomando conciencia de los propios límites. Es un modo de relacionarse
consigo mismo del que, después, surge esa madurez relacional que nos lleva a
reconocer «que el otro también tiene derecho a vivir en esta tierra junto a mí,
así como es» (Exhort. ap. Amoris laetitia, n. 92)”.
Para el Papa, salir de la autorreferencialidad
no solo exige contener la tiranía del egocentrismo, sino que pide también una
actitud dinámica y creativa, que permita que afloren las cualidades y los
carismas de los demás.
La tarea de Cáritas
En el texto, Francisco recuerda que Cáritas
“fue pensada y querida para dar expresión a la comunión eclesial, al ágape
intraeclesial, para ser un medio y una manifestación de estos, mediando entre
la Iglesia universal y las Iglesias particulares, sosteniendo el compromiso de
todo el Pueblo de Dios en el ejercicio de la caridad”.
La tarea de Cáritas es, en primer lugar, “la de
cooperar en la siembra de la Iglesia universal, anunciando el Evangelio con las
buenas obras”, dice el Papa. “No se trata solo de poner en marcha proyectos y
estrategias que resulten victoriosas, que persigan la eficacia, sino saberse
dentro de un proceso constante y continuo de conversión misionera”, puntualiza.
Sean discípulos misioneros, sigan las huellas
de Cristo
De acuerdo con el Pontífice, no es trivial
recordar la íntima unión entre el camino de santidad personal y la conversión
misionera eclesial. Francisco manifiesta que “quien trabaja para Cáritas está
llamado a dar testimonio de ese amor ante el mundo”. En esta línea, los
incentivó a ser discípulos misioneros y a seguir las huellas de Cristo.
Cuiden la formación de personal competente
Aludiendo al llamado de la organización de
acompañar a las Iglesias locales en el cumplimiento de su compromiso activo con
la caridad pastoral, Francisco destacó la importancia de la formación de
personas capaces de llevar el mensaje de la Iglesia a la vida política y
social.
“El desafío de un laicado consciente y maduro
es más actual que nunca, porque su presencia se extiende a todos los ámbitos
que tocan directamente la vida de los pobres”, dice el Papa. “Son ellos
-considera- los que pueden mostrar, con libertad creativa, el corazón materno y
la solicitud de la Iglesia por la justicia social, comprometiéndose en la ardua
tarea de cambiar las estructuras sociales injustas y promover la felicidad de
la persona humana”.
“Les ruego unidad”
Por último, Francisco les pide unidad. Dado que
la confederación está hecha de muchas identidades, los invita a vivir esa
diversidad como una riqueza, la pluralidad como un recurso. “Compitan en
estimarse recíprocamente, dejando que los conflictos lleven al debate, al
crecimiento, y no a la división”, les solicita.
Francisco invoca la intercesión de María, Madre
de la Iglesia, y mientras les pide que recen por mí, de corazón implora la
bendición del Señor sobre ustedes y sobre cuantos colaboran en sus obras.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
Vatican News