El Obispo de Roma dio inicio a su undécima catequesis sobre el tema del celo apostólico, que dedicó, en esta ocasión, a las figuras de los mártires
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Durante la audiencia general de esta mañana, el Papa habló del
testimonio de los mártires, que no son héroes sino cristianos maduros en la fe
y que hoy, repitió, son más numerosos que en los primeros siglos. Entre ellos,
el Pontífice recordó a los misioneros de la caridad asesinados en Yemen. Y al
final de este encuentro con los fieles de los cinco continentes invitó
nuevamente a rezar por Ucrania "que sigue soportando terribles
sufrimientos"
Bajo el tibio sol de este miércoles
el Santo Padre llegó a plaza de San Pedro en su papamóvil para recorrer el
hemiciclo de Bernini y abrazar, idealmente, a los fieles procedentes de
distintas partes del mundo para escuchar su catequesis en el ámbito de la
tradicional audiencia general. Como ya es costumbre, el Papa dio la bienvenida
a algunos niños en el jeep que lo condujo entre los festivos peregrinos.
Una vez llegado al atrio de la
basílica vaticana, el Obispo de Roma dio inicio a su undécima catequesis sobre
el tema del celo apostólico, que dedicó, en esta ocasión, a las figuras de los
mártires.
Frutos maduros y
excelentes de la viña del Señor
Testigos del Evangelio
"hasta el derramamiento de la sangre" y no héroes, aclaró el
Pontífice, sino hombres y mujeres "que dieron su vida por Cristo",
"frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la
Iglesia".
Dinámica de
gratitud y de reciprocidad gratuita del don
hasta la muerte fuera de las
murallas de Jerusalén", recordó Francisco, al recurrir a san Agustín para
explicar "el dinamismo espiritual que animaba a los mártires". En un
discurso sobre san Lorenzo, el obispo de Hipona explicaba que el joven diácono
de la diócesis de Roma comprendió y puso en práctica lo que Cristo hizo por los
hombres, lo amó en su vida y lo imitó en su muerte, y así surgió en él una
dinámica de gratitud y de reciprocidad gratuita del don.
Los cristianos
están llamados al testimonio de la vida
Hoy, subrayó una vez más el Papa,
los mártires son más numerosos que en los primeros siglos; son aquellos numerosos
cristianos que, por confesar su fe, han sido expulsados de la sociedad o han
sido encarcelados. Como precisa el Concilio Vaticano II, se asemejan a Cristo
en la efusión de la sangre y su muerte es estimada por la Iglesia "como
don insigne y prueba suprema de caridad".
“Los mártires, a imitación de
Jesús y con su gracia, convierten la violencia de quienes rechazan el anuncio
en una gran ocasión de amor, supremo de amor, que llega hasta el perdón de sus
propios verdugos”
Francisco se detuvo en el perdón
de los mártires hacia sus verdugos y afirmó, tal como se lee en la Lumen gentium, que "aunque sean pocos los llamados al
martirio, 'todos, sin embargo, deben estar dispuestos a confesar a Cristo ante
los hombres y a seguirlo por el camino de la cruz durante las persecuciones,
que nunca faltan a la Iglesia'". A continuación, el Santo Padre recordó
las numerosas persecuciones que existen hoy en el mundo, subrayando el mensaje
que los mártires ofrecen a los creyentes.
“Los mártires nos muestran que
todo cristiano está llamado al testimonio de la vida, incluso cuando no llegue
hasta el derramamiento de la sangre, haciendo de sí mismo un don a Dios y a los
hermanos, a imitación de Jesús”
Los mártires del
siglo XXI
Entre los numerosos testigos
cristianos, presentes "en todos los rincones del mundo", Francisco
mencionó a los que han muerto en Yemen, "una tierra herida desde hace
muchos años por una guerra terrible y olvidada", que ha matado a muchas
personas "y que todavía hace sufrir a muchas personas, especialmente a los
niños".
“En esta misma tierra ha habido
brillantes testimonios de fe, como el de las Hermanas Misioneras de la Caridad
que dieron allí su vida. Aún hoy siguen presentes en Yemen, donde ofrecen
asistencia a ancianos enfermos y a personas con discapacidad. Algunas de ellas
han sufrido el martirio, pero las demás continúan, arriesgan su vida y siguen
adelante. Acogen a todos, estas hermanas, de cualquier religión, porque la
caridad y la fraternidad no tienen fronteras”
Misioneras de la
Caridad asesinadas en Yemen junto a fieles musulmanes
El pensamiento del Pontífice se
dirigió asimismo a las religiosas Aletta, Zelia y Michael, asesinadas por ser
cristianas por un fanático en julio de 1998, cuando volvían a casa después de
la Misa. También recordó a las hermanas Anselm, Marguerite, Reginette y Judith,
asesinadas en marzo de 2016 "junto con algunos laicos que las ayudaban en
la obra de caridad entre los últimos". A quienes definió “mártires de
nuestro tiempo”, recordando asimismo que, entre ellas, había creyentes
musulmanes que trabajaban con esas monjas.
“Nos conmueve ver cómo el
testimonio de la sangre puede unir a personas de distintas religiones. Nunca
hay que matar en nombre de Dios, porque para Él todos somos hermanos. Pero
juntos podemos dar la vida por los demás”
Semillas de paz
para un mundo más humano y fraterno
No debemos cansarnos de "dar
testimonio del Evangelio incluso en tiempos de tribulación", concluyó su
catequesis Francisco, que invitó por ello a rezar, con la esperanza de que
"todos los santos y santas mártires sean semilla de paz y reconciliación
entre los pueblos para un mundo más humano y fraterno".
Oración por Ucrania
Tras el resumen de la catequesis
en las demás lenguas, en que el Papa reiteró la importancia del testimonio de
fe ofrecido con el martirio de la propia vida, antes de los saludos en italiano
invitó a rezar por la "querida y martirizada Ucrania” que, reiteró
Francisco, “sigue soportando terribles sufrimientos".
Saludos en nuestro
idioma
Tras leer el resumen de su catequesis para los fieles de nuestro idioma, el
Santo Padre los saludó con la sugerencia de dirigirse al Señor Jesús:
“Saludo cordialmente a los
peregrinos de lengua española. Por intercesión de los santos mártires, que
proclamaron la fe hasta derramar su sangre, pidamos al Señor que no nos
cansemos de ser sus testigos, sobre todo en los momentos de tribulación. Que
Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias”
Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
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