Primera jornada de la etapa continental en Praga, con doscientos delegados en representación de 45 naciones
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Asamblea sinodal en Praga |
El profesor de la Universidad Carolina, en el
país anfitrión, ofrece una primera pista de reflexión puntera: ¿tiene el
cristianismo europeo el coraje y la energía espiritual para llegar a una
civitas ecuménica, una escuela de fraternidad, que evite el choque de
civilizaciones?
En el corazón del viejo continente, desde una
ciudad puente entre Oriente y Occidente, ha comenzado la fase continental
europea del Sínodo sobre la Sinodalidad. La contribución del profesor Thomáš
Halík, catedrático de la Universidad Carolina de Praga, sobre los riesgos del
triunfalismo en la Iglesia y la resistencia a la transformación permanente a la
que está expuesta por naturaleza, ofreció la base para el inicio de la puesta
en común al estilo de la conversación espiritual.
Grušas: la doctrina no se cambia, se transmite
sin pretensiones
A nivel sociopolítico y geográfico -como
recordó Monseñor Gintaras Grušas, Arzobispo de Vilna y Presidente del Consejo
de Conferencias Episcopales Europeas-, este territorio recuerda la época en que
aquí mismo, en Praga, en 1968, los tanques soviéticos pusieron fin a lo que se
consideraba una "primavera". En sus palabras introductorias, afloró
de inmediato el pensamiento de los "hermanos ucranianos" y la
esperanza de que "la agresión rusa llegue a su fin y se pueda encontrar
una verdadera paz y reconciliación en nuestro continente". A continuación,
la precisión básica para el trabajo: "No estamos aquí para centrarnos en
nuestras aspiraciones o nuestras visiones del mundo, sino para comprender cómo
nosotros, como Iglesia en Europa, podemos constituirnos en una Iglesia
verdaderamente sinodal". Y además: "No se trata de cambiar de
doctrina. Se trata de comprender la doctrina y transmitirla sin
fingimiento".
Grech: Obispos y Pueblo de Dios no están en
competición
La relación auténticamente evangélica entre el
Pueblo de Dios y los pastores es un tema central y fue retomado por el cardenal
Mario Grech, secretario general del Sínodo, quien recordó cómo "un
correcto ejercicio de la sinodalidad nunca pone en competición estos dos
temas". El cardenal explica que "dar al Pueblo de Dios una
participación activa en la vida de la Iglesia en nada desmerece el ministerio
jerárquico; al contrario, lo realza y manifiesta su función indispensable en la
vida de la Iglesia". Sin embargo, no se calla ante las críticas que han
llovido sobre la voluntad de escuchar incluso a los más alejados de la vida
eclesiástica: no se trata de favorecer a algunos, señala, sino precisamente de
no excluir a nadie. "La verdad en la Iglesia no depende del tono y el
volumen de las declaraciones", concluye, "sino del consenso que es
capaz de crear precisamente a partir de la escucha de unos a otros".
Halík: sinodalidad y pensamiento de la Iglesia
en continuo dinamismo
El informe de Monseñor Halík es la matriz
propuesta para las reflexiones. En el centro está la cuestión de lo que
significa pensar en términos de sinodalidad: significa pensar en "la
transformación de la Iglesia en una comunidad dinámica de peregrinos que pueda
incidir en el destino de toda la familia humana". De ahí la pregunta
crucial: "¿Tiene hoy el cristianismo europeo el coraje y la energía
espiritual para conjurar la amenaza de un choque de civilizaciones convirtiendo
el proceso de globalización en un proceso de comunicación, de compartir y de
enriquecimiento mutuo, en una civitas ecuménica, una escuela de amor y
fraternidad universales?".
Evitar el triunfalismo, es una forma de
idolatría
Halík subraya los peligros del triunfalismo de
la Iglesia, que califica de peligrosa forma de idolatría, y señala a
continuación que si la Iglesia quiere contribuir a la transformación del mundo,
ella misma debe transformarse permanentemente. Y añade, con una metáfora, que
no es posible centrarse sólo en los órganos individuales: si se quiere llevar a
cabo un cambio de forma fructífero, hay que actuar sobre una revitalización del
"sistema circulatorio" del cuerpo de la Iglesia, es decir, la
espiritualidad. Este impulso al que invita el profesor forma parte de la misión
de la Iglesia, que, espera, debe llevarse a cabo evitando cualquier forma de
manipulación y abuso. Hay que tener siempre presente el espíritu del Concilio
Vaticano II, recuerda: "No debemos acercarnos a los demás con el orgullo y
la arrogancia de quien posee la verdad. Jesús no respondió a la pregunta de
Pilato con una teoría, una ideología o una definición de la verdad. Pero dio
testimonio de la verdad que trasciende todas las doctrinas e ideologías".
Antonella Palermo - Praga
Vatican News