Accesibilidad y acogida fundamental en el deporte
La tarde de este viernes, 30 de septiembre, el
Santo Padre recibió en audiencia a los participantes en la Cumbre Internacional
"Deporte para todos. Cohesionado, accesible y adaptado a cada
persona". A ellos, el Pontífice les recordó que, “si el mundo del deporte
transmite unidad y cohesión, puede convertirse en un formidable aliado para
construir la paz”.
“Los
animo a comprometerse para que el deporte sea una casa para todos, abierta y
acogedora. En esta casa nunca se pierda el ambiente familiar: que se puede
encontrar, incluso en el mundo del deporte, hermanos y hermanas, amigos y
amigas. Estoy cerca de ustedes en esta misión, y la Iglesia les apoya en su
compromiso educativo y social”, lo dijo el Papa Francisco a los participantes
en la Cumbre Internacional "Deporte para todos. Cohesionado, accesible y
adaptado a cada persona", a quienes recibió en audiencia la tarde de este
viernes, 30 de septiembre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Comprometerse con la promoción del deporte para todos
En
su discurso, el Santo Padre saludó a los organizadores de este evento, a los
atletas, dirigentes deportivos y autoridades que participan en esta Cumbre
Internacional del Deporte. “Han venido de muchas partes del mundo,
representando a las más diversas organizaciones deportivas e instituciones
civiles y religiosas. Los anima una noble motivación: la de comprometerse con
la promoción de un deporte que sea para todos, que sea cohesionado, accesible y
a la medida de toda persona”. Un gran compromiso, dijo el Papa, un reto que
nadie es capaz de llevar a cabo solo. Pero ustedes saben muy bien que para
conseguir objetivos altos, arduos y difíciles -altius, citius, fortius -
hay que jugar en equipo, hay que juntarse, communiter.
“La Iglesia está cerca del deporte, porque cree en el
juego y en la actividad deportiva como lugar de encuentro, de formación de
valores y de fraternidad. Por eso el deporte está en casa en la Iglesia,
especialmente en las escuelas y oratorios o centros juveniles”
El deporte es un generador de comunidad
El
Papa Francisco también dijo que, cuando el deporte se practica poniendo a las
personas en el centro y potenciando el placer de jugar juntos, hace crecer en
cada uno el sentido de la participación, de compartir, y les hace sentirse
parte de un grupo. “De hecho – precisó el Pontífice – me gusta recordar a los
atletas, incluso a los profesionales, que no pierdan el gusto por el juego y
que sepan vivir el deporte manteniendo el espíritu ‘amateur’. La dimensión del
juego es fundamental, sobre todo para los más pequeños: da alegría, genera
sociabilidad y crea amistades, y al mismo tiempo es formativo. A través del
deporte se pueden establecer relaciones sólidas y duraderas. El deporte es un
generador de comunidad”.
El deporte un formidable aliado para construir la paz
Asimismo,
el Pontífice señaló que, al igual que los miembros forman el cuerpo, los
jugadores forman un equipo y las personas forman una comunidad. El deporte
puede ser un símbolo de unidad para una sociedad, una experiencia de
integración, un ejemplo de cohesión y un mensaje de concordia y paz. “Hoy en
día, tenemos una gran necesidad de una pedagogía de la paz – precisó el Papa –
de fomentar una cultura de la paz, partiendo de las relaciones interpersonales
cotidianas y llegando a las relaciones entre los pueblos y las naciones. Si el
mundo del deporte transmite unidad y cohesión, puede convertirse en un
formidable aliado para construir la paz”.
El deporte una vía de redención personal y social
En
este sentido, el Papa Francisco dirigió unas palabras a los deportistas, que
son un punto de referencia para los jóvenes. “En nuestras sociedades, por
desgracia, existe la cultura del descarte, que trata a los hombres y a las
mujeres como productos, que se usan y luego se desechan. Como deportistas,
pueden ayudar a combatir esta cultura del descarte, con un sentido de
responsabilidad educativa y social. ¡Cuántas personas en situación de
marginación han superado los peligros del aislamiento y la exclusión
precisamente a través del deporte! La práctica de un deporte puede convertirse
en una vía de redención personal y social, una forma de recuperar la dignidad”.
El deporte es un bien educativo y social
Por ello,
aseguró el Santo Padre, el deporte debe concebirse y promoverse en la lógica de
la generatividad, pues si está bien organizado, contribuye a generar
personalidades maduras y exitosas, y constituye una dimensión de la educación y
la socialidad. Fuera de esta lógica, corre el riesgo de caer en la
"máquina" del negocio, del beneficio, de una espectacularidad
consumista, que produce "personalidades" cuya imagen puede ser
explotada. Pero esto ya no es deporte. El deporte es un bien educativo y social
y debe seguir siéndolo.
Accesibilidad y acogida fundamental en el deporte
Por eso, el
Papa Francisco indicó que, todos tenemos la responsabilidad de garantizar que
el deporte sea accesible para todos. Hay que eliminar las barreras físicas,
sociales, culturales y económicas que impiden o dificultan el acceso al
deporte. El compromiso es que todo el mundo tenga la oportunidad de practicar
deporte, de cultivar -podría decirse que "entrenar"- los valores del
deporte y convertirlos en virtudes. Sin embargo, no basta con que el deporte
sea accesible. Junto con la accesibilidad debe haber aceptación: es importante
que encuentre la puerta abierta, pero también que haya alguien que me acoja.
Alguien que mantiene la puerta del corazón abierta a todo el mundo y, por
tanto, ayuda a superar los prejuicios, los miedos, a veces simplemente la
ignorancia.
“Acoger significa permitir que cada
uno, a través de la práctica del deporte, pueda ponerse en juego, medirse con
sus límites y aprovechar al máximo su potencial”
Un deporte adaptado a cada persona
De este modo, afirmó el Santo Padre, se promueve un deporte adaptado a cada
persona, y cada persona puede desarrollar sus talentos, partiendo de su propia
condición, incluida la fragilidad o la discapacidad. Es una aventura que los
atletas conocen bien, porque ninguno de ustedes es un superhombre o una
supermujer: tienen sus límites y tratan de dar lo mejor de ustedes mismos. Esta
aventura tiene el aroma del ascetismo, de la búsqueda de lo que nos perfecciona
y nos hace ir más allá. En la raíz de esta búsqueda está, después de todo, la
tensión hacia esa belleza y plenitud de vida que Dios sueña para cada una de
sus criaturas.
Renato Martínez - Ciudad del Vaticano
Vatican News