No basta con acogerlos, los migrantes deben ser también acompañados, promovidos e integrados
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Participantes en el Encuentro sobre Refugiados patrocinado por la Pontificia Universidad Gregoriana (Vatican Media) |
La facilitación
del reconocimiento de títulos de estudio, las becas, la formación de los
operadores y profesores que trabajan con los migrantes y refugiados, así como
programas específicos que valoren su riqueza, fueron algunos de los puntos que
abordó el Papa en su discurso dirigido a los participantes en el Congreso
“Iniciativas en la educación de refugiados y migrantes”, organizado por la
Pontificia Universidad Gregoriana.
No basta con
acogerlos, los migrantes deben ser también acompañados, promovidos e
integrados. Lo reitera el Papa durante su discurso a los participantes en el
congreso sobre “Iniciativas en la educación de refugiados y migrantes”,
organizado por la Pontificia Universidad Gregoriana, recibidos en la conclusión
del mismo durante la mañana de este 29 de setiembre. Francisco destacó la
importancia de la contribución del congreso en tres áreas: la de la
investigación, la de la enseñanza y la de la promoción social.
Investigación,
el “derecho a no emigrar”
En cuanto a la
investigación, subrayó la importancia de seguir estudiando el llamado
"derecho a no emigrar", las causas de los flujos migratorios y las
formas de violencia que impulsan a las personas a marcharse a otros países.
Entre estas últimas destacó no sólo los conflictos, sino también los abusos que
se realizan al planeta, como la contaminación y la sobreexplotación de sus
recursos, que vuelven inhabitables las tierras. El mundo académico, en
particular el católico, - dijo - está llamado a desempeñar un papel de
liderazgo para dar respuestas a los desafíos ecológicos.
Enseñanza,
prioridad a los más vulnerables
Según el Papa,
“queda mucho por hacer”, si bien se ha hecho mucho, en el ámbito de la
enseñanza. Es importante seguir dando prioridad a los más vulnerables con
cursos que satisfagan sus necesidades, también a distancia, y con la concesión
de becas. Además, aprovechando la red académica internacional, el Pontífice
destacó que las universidades “pueden facilitar el reconocimiento de títulos y
competencias profesionales de los migrantes y refugiados”, en beneficio también
de las sociedades de acogida.
Porque “las
escuelas y universidades son espacios privilegiados no sólo para la enseñanza,
sino también para el encuentro y la integración”, resulta también necesario, a
fin de responder adecuadamente a los nuevos desafíos de la migración, una
formación “específica y profesional de los operadores y profesores que trabajan
con los migrantes y refugiados”. Por ello “las universidades católicas están
llamadas a formar a sus estudiantes, que mañana serán administradores,
empresarios y creadores de cultura, en una lectura atenta del fenómeno
migratorio, en una perspectiva de justicia global y de corresponsabilidad y
comunión en la diversidad”.
Promoción
social, construir una sociedad intercultural
En relación a
la promoción social, Francisco observó que la universidad, que interactúa con
el contexto social en el que opera, “puede contribuir a identificar y sentar
las bases para construir una sociedad intercultural, en la que las diversidades
étnicas, lingüísticas y religiosas se consideren una ventaja y no un obstáculo
para el futuro común”. Contando también con que “son un escenario privilegiado
para promover el voluntariado entre los jóvenes en favor de los refugiados,
solicitantes de asilo y migrantes vulnerables”.
La historia –
recordó Francisco – nos enseña que la aportación de los migrantes y refugiados
ha sido fundamental para el crecimiento social y económico de nuestras
sociedades. Y la aportación de los migrantes “podría ser mucho mayor si se
valorara y se apoyara mediante programas específicos”.
Como en el
inicio de su discurso, también en el final el Pontífice subrayó las
“coordenadas” que deben guiar la investigación, la enseñanza y la promoción
social de los migrantes y refugiados: los verbos acoger, proteger o acompañar,
promover e integrar. “Todas las instituciones educativas - afirmó - están
llamadas a ser lugares de acogida, de protección o acompañamiento, de promoción
e integración para todos, sin excluir a nadie”.
Vatican News