La Conferencia Episcopal organiza actos, conferencias y exposiciones para dar visibilidad a este drama “invisible”
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Miembros de la Conferencia Episcopal Española |
La
Conferencia Episcopal, a través del departamento de Trata de
personas, dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y
la Movilidad humana, organiza actos, conferencias o
exposiciones durante el año para dar visibilidad a este drama «invisible»
para la sociedad.
El departamento
de Trata de Personas elaboró este curso unas unidades
didácticas en las que, basándose en historias reales, acercan el
drama de la trata de personas, especialmente a los jóvenes. Además, se apoyan
en actividades para profundizar en el tema desde
testimonios reales. Colegios o parroquias han trabajado
con ellas para una mayor concienciación sobre esta «moderna forma de
esclavitud», como definió la Trata el papa Francisco.
Buscar la integración
en la sociedad de mujeres víctimas de la trata, el objetivo
Fidel
Molina, diácono permanente, es un ejemplo de trabajo para la atención a
realidades marginales. Es el coordinador del programa Berakah, en Vitoria.
Especialmente su labor se centra en prestar ayuda a estas mujeres que en muchos
casos han sido engañadas y que después no encuentran la manera de escapar de
esa esclavitud. Desde hace 15 años salen a las rotondas de la ciudad donde se
está ejerciendo la prostitución para intentar ofrecer otras posibilidades de vida.
Fidel Molina es diácono
permanente y coordina este programa que desde hace 15 años atiende realidades
muy marginales. Da respuesta a los que no tienen respuestas. Llega donde no
llegan las instituciones, otras asociaciones, el tejido social alavés.
Entre
esas realidades están las mujeres que ejercen la prostitución. Con ellas
trabajan en la calle, intentan establecer una relación de confianza, de
cercanía. Y, como respuesta, les ofrecen un hogar en el que comenzar su proceso
de inserción.
Fidel
sabe que es difícil, pero que es posible. Se lo confirman cada una de esas
mujeres que han dejado de girar en una rotonda. Hoy tiene trabajo, tienen
papeles, tienen una vida. Están integradas en la sociedad.
Como en Vitoria, la Iglesia trabaja con unas 24.000 mujeres en los más de
120 centros destinados a combatir situaciones de especial dificultad y buscar su dignidad, integración, protección y
promoción.
Fuente: ReligiónConfidencial