Desde que era pequeño Dios tenía un plan para mí y lo hizo posible para que llegara al altar del Señor a servir como sacerdote.
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P. Temesgen Bekele Wecho. Dominio público |
Es
un gran reto, pues actualmente es
el único estudiante de su país en la Universidad de la Santa Cruz y,
además, está cursando un ciclo de estudios muy difícil, pues la Licenciatura en
Teología Bíblica necesita, antes de los dos años canónicos, un año preparatorio
para emprender y profundizar el estudio de los dos idiomas bíblicos
principales, que son el griego antiguo y el hebreo.
En
este testimonio en primera persona que recoge CARF este sacerdote relata su propia
experiencia de fe y de vocación así como las grandes necesidades de la Iglesia
en Etiopía:
“Antes de formarte en el vientre, te elegí”
Desde
que era pequeño Dios tenía un plan para mí y lo hizo posible para que llegara al altar del Señor a servir
como sacerdote.
No
fue tan fácil, pues nací
en la zona más remota de Etiopía, en el sur del país, una región llamada Durame
(Hobichaka). Tengo seis hermanas y dos hermanos. Mi padre, mi madre y todos
mis hermanos y hermanas están vivos y todos son fieles cristianos católicos.
Sorprendentemente, yo soy el primer niño nacido después de seis niñas.
Mi familia no tiene
muchos recursos, ya
que sobrevive con la agricultura de subsistencia. Y fue allí, el lugar donde
comienza la historia de mi vocación. Cuando era niño el deseo de ser sacerdote
crecía en mí, especialmente cuando los sacerdotes celebraban la misa.
“Antes de formarte en el vientre, te
elegí”
A
media que cumplía años, el
deseo era cada vez más fuerte y siempre esperaba que este sueño se hiciera
realidad, siguiendo las palabras del profeta Jeremías que dice: “Antes
de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te
consagré; te constituí profeta de las naciones” (Jeremías 1, 5).
Confiaba
en Dios y admiraba el gran
trabajo y la gran obra que hacía la Iglesia Católica de Etiopía y en
mi diócesis, el Vicariato de Hosanna, y en todo el país, por ejemplo, contribuyendo
en la educación y construyendo escuelas. También está comprometida con en el
sector de la salud, ayudando a los débiles y a los pobres.
Yo
también quería ser parte
de aquella obra que crecía ante mis ojos y gracias a Dios fue así, ya
que, después de formarme en mi país para ser sacerdote, fui ordenado el 15 de
marzo de 2016. Así, se convirtió Temesgen en un sacerdote de Etiopía.
Una tarea muy difícil
Desde
que fui ordenado, sabía que el trabajo que me esperaba en mi diócesis no iba a
ser tan fácil. Pertenezco, pues, a la Iglesia Católica de Etiopía, que es una
realidad dinámica, pero es una minoría en el país, donde la mayoría de los cristianos
pertenece a la Iglesia Ortodoxa Etíope.
Además,
la misma Iglesia católica tiene, en mi país, dos ritos específicos: el latino y
el ge’ez (rito etíope). Los
que seguimos el rito latino dependemos directamente de la Santa Sede.
“Mi vicariato sigue el rito latino”
El
Vicariato Apostólico de Hosanna sigue el rito latino y está exento de misión,
es decir, sometido directamente a la Santa Sede, a través de la Congregación de
la evangelización de los pueblos, no formando parte de ninguna conferencia
eclesiástica local, y se encuentra en la parte sur de Etiopía, a 235 km de la
capital, Addis Abeba.
Es el vicariato más
joven, erigido el 20 de enero de 2010. Los cristianos católicos somos más de
ciento veinte mil y su excelencia el obispo Seyoum Fransua es vicario
apostólico.
Cuarenta sacerdotes
Como
ven, es una realidad particular y compleja y hoy en día cuenta con más de cuarenta
sacerdotes y un diácono permanente. Sin embargo, entre todos estos
sacerdotes, sólo cuatro de ellos tienen licenciaturas en distintas facultades,
ya que mi Vicariato es el más joven y el más pobre. Uno de ellos es Temesgen
sacerdote de Etiopía.
Necesita,
por tanto más apoyo en diferentes áreas y tareas, sobre todo, para que los
sacerdotes puedan ejercer su tarea de cuidar del pueblo de Dios, deben de ser bien formados en varios campos de
la educación, especialmente en los estudios eclesiásticos.
Los estudios en Roma
Y
ahora estoy aquí, en Roma, precisamente porque soy uno de aquellos sacerdotes
que necesitan formación para seguir estudiando y ejerciendo su obra con el
pueblo de Dios.
Gracias
a una beca de la Fundación CARF estoy estudiando Teología Bíblica en la
Pontificia Universidad de la Santa Cruz y viviendo en una realidad tan bonita
como es el Colegio Sacerdotal Tiberino, donde puedo compartir con otros sacerdotes de todo el mundo la
catolicidad de la Iglesia y la vida entre hermanos en la fe y en el
ministerio.
El
motivo por el que estoy estudiando Teología Bíblica es que en mi Vicariato no hay nadie que
tenga este tipo de formación y además también es mi interés poder
contribuir a la vida y misión de la Iglesia en mi Vicariato una vez que termine
los estudios, ayudando a formar a otros sacerdotes como yo.
En
un principio la vida aquí no ha sido fácil, debido al choque con el idioma y la
cultura, pero he estudiado
mucho y trabajado muy duro, así que ya me estoy familiarizando, cada día
más feliz de estar aquí y disfrutar de mis estudios.
Les
agradezco muchísimo a mis benefactores de CARF, Centro Académico Romano
Fundación, que me hayan dado esta oportunidad. El Vicariato y mi familia son tan pobres que no tienen
capacidad financiera para pagar mis estudios. Así que se lo debo a
vosotros, el hecho de estar aquí, y la Iglesia de Etiopía también os lo
agradece enormemente.
Ni
siquiera tengo palabras adecuadas para mostrar mi sincero agradecimiento. Sólo
quiero asegurarles que rezo por ustedes. Que Dios os bendiga a vosotros y a vuestras familias en todos
vuestros esfuerzos.
Fuente: ReL